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Por: Rolando Dávila-Sánchez
Al salir de la universidad me encontraba indeciso sobre que carrera estudiar, semi-larga historia, una de mis pasiones la física, pero con poco campo de investigación en el país, menos en el área que más me intrigaba, la astronomía… tiempo después una amiga me mostró lo limitado de mi decisión entonces, ahora, otra coterránea prueba que todo es posible ganando su espacio para la NASA. De la literatura era imposible vivir, como lo decía PAC, no se puede hacer economía de la poesía… también hay sobrada experiencia que muestra lo contrario. Incluso me llegó a gustar la psicología, un coqueteo breve por la psique humana, aún intrigante, habría sido lo mismo que optar por filosofía. Bueno, podría continuar extendiéndome, pero mi mamá lo resolvió fácil, me dijo: “hay una carrera que podría gustarte…” Así llegué a lo ambiental y contrario a lo que muchos confunden con un ambientalismo hippie, es mucho más retador de lo que se imaginan o con lo que puedan bromear, me quedo con el hecho de que su base, o una de las más importantes, es la química, materia que, si bien me gustaba, no era de las predilectas al nivel de las anteriores.
Tanto fue la impresión, que mi profesor guía pensaba que yo “iba a caballito” en las clases, incluso me paso introducción a la ingeniería con 61 ó 63… al punto que la primera reacción de mi mamá fue preguntarme: “¿qué pasó? ¿Te cambió de carrera? ¿Te meto a inglés?” tal vez no habría sido mala idea, dada mi afición por los idiomas. Está de más decir que culminé la carrera, y no dejé ninguna clase, aún ante las asignaturas “colador” dónde el grupo se redujo a sólo 5 ó 6, que tenían que combinarnos con Industrial para poder llevar esas clases.
En todo ese tiempo, la carrera parecía más bien una novedad prometedora, recuerdo que siempre que mencionaba lo que estudiaba, había comentarios del tipo: “Wow! ¡Que interesante! ¡Oh! ¡Tremendo, ese es futuro! ¡Fantástico! ¡Ahí está el billete! ¡Increíble! ¡Eso es lo que todas empresas buscan!” … Y… Sigo esperando.
No hay porque desalentarse, trabajo siempre hay, fui ingeniero ambiental júnior en EIAs, responsable HSO y ambiente, TEAs & ESAs (siglas en inglés) y sus posteriores etapas… Lo monetario ya dependerá de la relevancia que cada cual le asigné, tal como dije en la oportunidad y honor que me dieron de presentar la carrera, puede ser muy bueno, es un campo muy prometedor, que ha llevado a muchos colegas por viajes inusitados, experiencias únicas, campos no pensados por descubrir y explorar, áreas de expertíz cuanto más enriquecedoras… Todos quiénes han llegado a esta área lo hacen con sólido deseo y meta de contribuir de alguna forma, de dejar su huella positiva, de crear un cambio, un sueño en búsqueda de la realidad; que cada día se torna indispensable para la sobrevivencia en el tiempo. Esto es muy notorio en la actualidad, hasta ha tomado inusitada relevancia y convertido en una constante en las noticias.
Por ello, precisamente ante la pregunta del levantamiento de vetos de ciertas especies de madera preciosa… sólo podría suponer que, dado que han estado protegidas por décadas (no significa que no hayan sido taladas de forma ilegal), alguna mala asesoría supuso que el estado de sucesión y regeneración alcanzó un nivel estable que permite su aprovechamiento; cuando hay necesidad de dinero, se acude al ahorro. Esa suposición antropocentrista de disponer de los recursos naturales si bien renovables (a veces, es relativo) no ilimitados. Tampoco le será fácil encontrar un mercado, al menos de gran valor, ya que centros de comercio internacionales, como el europeo, están cerrando el ingreso a productos que para su obtención hayan incurrido en la deforestación; un marco legal aprobado y vigente a partir de este año. Así que, promover acciones de este tipo e incursiones hacia las áreas naturales remanentes de conservación, bueno, no parece ser una buena idea.
Realmente, cuando pensé en lo que quería escribir sobre este tema, el orden de ideas no lo lleve de la manera que hubiera querido o deseado, mucho menos la profundidad con la que esperaba; pero creo que de alguna forma se abarca el cometido, ante cualquier elemento adicional, detalle pendiente, dudas o inquietudes siempre estaré atento a los comentarios.
