A vosotros los vivos

Escrito por: Kevin

Me levanté inspirado ese día como siempre, oyendo aquel pájaro que había decidido hacer nido en nuestro árbol de naranja agria, que de paso me hacía contemplar mi bello cielo azul y blanco.

Me fui a las clases, con biblia, cuadernos y lápices en mi mochila, sentía la paz de mi patria correr por mis venas y el viento que me acariciaba la cara, me decía que no era un sueño.

Estudiamos los evangelios sinópticos, como siempre hablamos mucho de Jesús. Se acercaba la hora de volver a casa, y como si el planeta hubiese sido atrapado en una especie de espacio o tiempo congelado. Se escuchó un silencio… hubo miedo, se sintió el suspenso; de pronto, una compañera dijo:

• Nicaragua está en guerra.

Esas palabras eran ajenas a mi realidad, pues solo la escuchaba de los abuelos y las leía en los libros, pero aquella muchacha tenía razón.

No solo era una guerra de balas, morteros y pedradas; era una guerra entre la carne y el espíritu; entre la paz y la angustia; entre la mentira y la verdad; entre la avaricia y la bondad; entre la dictadura y la democracia; entre los demonios y la patria.

En mi barrio se recuerda al pequeño Pito, con su hulera fiera, y su deseo de justicia; pero una bala en su cuello apagó sus sueños, mas no apagó su valentía; apagó su voz, pero no apagó su recuerdo; arrancaron de su madre el alma que más amaba, pero no arrancaron el amor que por ella sentía.

Y así, poco a poco, quitaron la máscara de sus rostros, ¡qué digo rostros! De sus corazones…

Más a vosotros digo: aquí no termina la historia del histórico granero de Centroamérica; aquí es donde el fénix solo prepara sus alas para levantarse de nuevo. Aquí es donde la fe del que a Dios clama y espera, no le avergonzará.

Dedico mis letras a los caídos, a los sufridos, a los aguerridos, a los oprimidos, pero sobre todo a vos que estás vivo, porque vos sos la esperanza, puesto que, a la maldad, nunca fuiste adherido.

¡Viva Nicaragua!