Edición #27
El “sí” de 61 diputados y el acuerdo privado entre el presidente de Nicaragua y el chino Wang Jing, fueron suficientes para decidir el futuro de millones de nicaragüenses al aprobar en 2013 la construcción del llamado Gran Canal Interoceánico de Nicaragua.
Quienes lo aplauden aseguran que es la salvación para el país por los ingresos económicos que “supuestamente” traería y los nuevos empleos que podría generar. Por otro lado, quienes no lo aprueban, exponen el grave impacto de este megaproyecto y lo riesgoso de su ley creadora que le da derechos “super-poderosos” a la empresa HKND encargada de la construcción del canal que le permiten hacer y deshacer a su antojo, incluso encima de los derechos básicos de nuestros ciudadanos.
El 22 de diciembre del 2014 se inició oficialmente la construcción de “El Gran Canal” y hasta el momento lo único que hemos visto han sido unos pocos movimientos de tierra y una jornada de visitas a las propiedades cercanas a la ruta del canal para informarles a sus habitantes que sus casas serán compradas y que deben abandonar estas tierras en un proceso no muy claro.
Desde el anuncio de esta negociación, más de 40 marchas se han realizado en rechazo a este proyecto y otros más de 30 recursos de inconstitucionalidad se han interpuesto en contra de la ley canalera y la única respuesta del Estado han sido amenazas, agresiones y encarcelamientos momentáneos a quienes se oponen al canal.
Lo real es que de este proyecto sabemos muy poco. Seguimos sin tener un estudio ambiental sobre la ruta del canal, no conocemos el origen real ni la experiencia de este empresario chino y su empresa, y mucho menos fuimos consultados si realmente queríamos que una obra de esa magnitud se llevara a cabo en nuestro territorio.
Es por eso que esta edición de Cultura Libre la dedicamos a su opinión sobre “El Gran Canal” porque fura de los grupos de poder, nosotros los jóvenes también tenemos una voz y la constitución manda a que nuestras opiniones también sean tomadas en cuenta.
