Cuarentena para un migrante
Escrito por: katherinne reyes
Salir de tu país sin fecha de retorno, no es un plan esperanzador, más cuando sabés que tenés que trabajar donde podas y de lo que podas, con el único fin de enviarle dinero, a tus padres o a tus hijos.
De hecho, los migrantes se la pasan más mal que bien, con la ayuda de Dios, se logra encontrar trabajo, pero las leyes de algunos países, el cambio de moneda y la xenofobia no aportan mucho para que un migrante no se sienta tan asustado, preocupado y desamparado.
Entre la renta, la comida y las remesas que envían a sus países, el migrante desea que la siguiente quincena se apresure para solventar las necesidades que enfrenta todos los días. Lamentablemente, al covid – 19, no le interesa si sos hombre o mujer, rico o pobre, viejo o joven, migrante o no, su plan es perjudicar a la humanidad de alguna manera.
Sé que la cuarentena es una medida de seguridad que ha existido desde la antigüedad, pero ¿Realmente funciona?, ¿Qué tan convencidas están las autoridades con esta cuarentena indefinida?
Para los migrantes, no contar con salario fijo, sencillamente es desesperante, tampoco se puede vender golosinas o verduras en los semáforos, pues, es cuarentena total, no se puede hacer mucho, la renta y la comida no dan tregua, por lo que se debe ser creativo e inventar la manera de generar algún ingreso a como dé lugar.
La idea de regresar al país natal no es opción, las fronteras están cerradas, además no hay dinero ni para el pasaje, muchos esperan un milagro, de esos extraordinarios, como el de la multiplicación de los panes y los peces o como el del camino en medio del mar rojo en el éxodo de los hebreos, de esos milagros que son producto de la compasión de un Dios generoso que escucha las oraciones y mira las tristezas de los justos.
El aislamiento social no puede ser la medida más conveniente frente a la pandemia ¿Acaso somos lo suficientemente fuertes e independientes para privarnos de la socialización? No deja de ser opción volver a las actividades normales con guantes y tapabocas permanentes.
Las autoridades acusan a la clase baja de irresponsable, al no quedarse en casa ante la emergencia de salud pública, pero no es lo mismo una cuarentena con alimentos y dinero en mano que echándole más agua al arroz o a los frijoles para que rindan más. No es lo mismo quedarse en casa con internet, mascotas, televisión y piscina, que, en un cuarto de diez metros cuadrados sin ventana, en el que apenas se puede caminar entre la cama, la cocina y la lava manos. La cuarentena tiene una connotación diferente para los migrantes, para las clases baja, para los más vulnerables, algunas familias han reducido a dos las comidas por día, incluso, han limitado las porciones de las mismas.
Todos esperamos salir de esta cuarentena lo más pronto posible, no sin antes quedar claros que muchos no cumplen el aislamiento social, no por desobediencia sino por supervivencia.