Coloquio sobre Emprendedores
Por: Rolando Dávila-Sánchez
Recuerdo al compañero quisquilloso de un diplomado, verlo caminando por la calle, en la acera contraria y no voltear ni para saludar, Alguna pena, supongo, de falsas o autoimpuestas altas expectativas, Si era capaz de organizar toda una pasarela, haber vuelto de estudiar una maestría en Inglaterra e incluso enseñar sobre emprendedurismo. Así es esto, cómo decía un conocido, uno no se muere de hambre, hasta de vender enchiladas se sobrevive (O las enchiladas), y en efecto, ha tenido bar, comidería, dió clases o tutorías, en esa ocasión andaba repartiendo unas volantes mientras vestía y se acompañaba como de personal de mantenimiento. Alguna razón hay en ello, O de quiénes les gusta el dinero, como la pareja que inició un negocio de distribución de carne, pero a él se le subieron los sumos, gastando más de lo que generaba, tratando de expandir sin cálculo, creyéndose una vida que no era y hasta regalando por presunción o galantería aquello que ya era deuda. Sí, ahora ella lleva diez años por su cuenta, entre el sol, la contaminación, tedio y exposición del tráfico; Incluso se ve cuando le va mal, cuando sólo se saca para el gasto, a veces, ni eso. En ninguno figura la falta de preparación, ya ven como ha salido un maestro, uno con pregrado y la última hasta posgrado tiene, Como aquella conocida de la historia sobre K., nunca logró ejercer, desde entonces se dedica a ayudar en el mercado, cargar/descargar frutas/verduras, venderlas, me recuerda a un gran amigo que ya en primaria trabajaba de cargador de canastos, Pero cómo sea uno se la rebusca.
Sin romantizar el ingenio ni la fatiga, A como sale de vez en cuando en un noticiero, Necesidad habrá, pero también soluciones. Como sea, lo encuentro preferible en comparación a las insulsas virtudes de la virtualidad, no implican generar insumos en sí sino aprovechar el exceso, O las ganancias.
Suerte hay, Pero también, cómo decía una amiga, ¿qué sabes hacer con tus manos? Y con ellas se mantuvieron unos meses en lo que su esposo generaba ingresos, con la venta de pulseras, libretas y demás cosas que hacía. Hubo una que se hizo cargo de una librería heredada, que ha hecho multiplicar, no sin ayuda. Uno que se ha dedicado a la venta de productos agrícolas, añadiendo la asesoría, Lo mismo otro que es veterinario y también tiene una librería con cambio de divisas, También está aquel que vende peces decorativos más accesorios para mascotas y concentrados. Por ahí anda el que vendía bolsas, ¡Bolsas!, pero no le fue bien, Ahora traslada y revende otros insumos y comodities, como tortas, pampers… a ver cómo le va esta vez. Hay una que vende galletas horneadas en temporada, pasteles y otros parecidos, Una de la Costa hace jabones, cremas, perfumes y también pan. Un compa nunca logró su venta de quesos, Ni otro con su venta de pinol, luego no sé qué tal le fue con la venta de arreglos con globos, Otro tenía su consultoría, supe que le iba bien, pero luego volvió a pedir trabajo al mismo lugar dónde estaba. La verdad que ya no sé, Cómo dice la frase: “when it rains, it pours”, ¿Qué es? Según Bing: “éramos pocos y parió la abuela”, Pues… si al final no es opcional, a cómo sea, toca… dale, agarra el balde.