Memorias de abril 2018

Memorias de abril 2018

Escrito por: W Alfonso

Desde que se detonaron las protestas cívicas y pacificas en abril del 2018, yo me encontré con mucho miedo y no dejaba de pensar en: “¿Que hubiera hecho mi familia en estos momentos?, ¿Qué es lo que vamos hacer si empieza a morir gente?” pero algo dentro de mí me decía que tenía que hacer algo, y no como un acto heroico, sino más bien ver desde mis espacios, cualidades y capacidades como podía aportar y ejercer mi ciudadanía.

La noche del 19 de abril fue una noche que cambió radicalmente la percepción sobre la participación política que tenía sobre Managua. Esta ciudad la cual amo por más destrozada y alborotada que sea. Ese día salí rápido del trabajo porque las personas que estábamos en la oficina estábamos asustados, no sabíamos con claridad lo que estaba pasando.

Una vez ya estuve en la casa, recuerdo que la idea que predominaba en mi mente era la de inocencia de que todo esto estuviera pasando, en ese momento una amiga y yo decidimos salir a la calle a ver qué es lo que pasaba y tuvimos que correr porque nos asustamos al oír que venía la “policía” (este fue el primer recuerdo de temor hacia esta institución en estos momentos). Se me venían a la mente aquellas represiones a los estudiantes en Venezuela y Chile. Una vez estuvimos en casa, nos sentimos seguros.

Durante esa tarde recuerdo que me cayó un mensaje en WhatsApp diciendo que iba a ver un cacerolazo. Con ese mensaje yo estaba muy extrañado porque para mi, los cacerolazos era una forma de protesta del sur… además que acá nosotros le llamamos pailas. Paso la tarde… y de pronto a las 6:00pm de la nada empieza a sonar una cazuela a lo lejos… en ese momento la emoción que sentí fue de felicidad y mucha adrenalina por mi cuerpo e inmediatamente les dije a las personas con las que vivía que saliéramos frente a la casa a sonar la paila.

Mis ojos no podían describir lo que estaba viendo, y es que, de forma muy orgánica, la gran mayoría de los vecinos empezaron a salir, sonando sus pailas y gritando “Viva nicaragua”. Poco a poco, con mucha timidez, nos fuimos moviendo a un punto céntrico y todos los vecinos empezaron a llegar ahí con pailas y con banderas de Nicaragua. Como todo surgió desde la espontaneidad, en esos momentos quienes tenían las voces más fuertes empezaron a gritar frases como “VIVA NICARAGUA” “PATRIA LIBRE” “DANIEL Y SOMOZA, SON LA MISMA COSA” e inmediatamente empezamos a cantar el himno de Nicaragua.

Yo nunca he sido fanático de los símbolos patrios, nunca había sentido tanto patriotismo y desvivirme por ellos a como lo pueden sentir los mexicanos (Al menos eso es lo que veo en la tele) u otros países, pero en ese momento la sensación y energía corporal que tuve fue tan fuerte porque me sentía respaldado por todas las personas que estaban ahí.

Además de estar gritando fuertemente las cosas que estábamos sintiendo en ese momento, otras personas estaban transmitiendo en vivo lo que estaba pasando. Las redes sociales y principalmente el Facebook fue una forma de darnos cuenta de las cosas que estaban pasando de forma inmediata a través de la transmisión en vivo porque en ese mismo momento estaban sucediendo protestas de forma simultánea en muchos barrios, donde luego nos dimos cuenta que las personas que habían salido a manifestarse en la Colonia Centroamérica habían sido atacadas por turbas orteguistas. Había mucha indignación, rabia y enojo por lo que estaba sucediendo.

Entre todos los que estábamos ese día decidimos hacer una pequeña protesta y caminar por las calles gritando a todo pulmón y esta vez diciendo: ¡PUEBLO ÚNETE!, caminamos unas cuentas calles y de pronto más y más personas se fueron sumando y creo que aproximadamente éramos unas 200 personas en las calles, indignados, con pailas y con cazuelas.

Esa noche regresamos nuevamente a nuestro punto de encuentro y entre todos decidimos que íbamos a estar saliendo por las noches, reuniéndonos en el mismo lugar y haciendo las mismas rondas. Esa noche dormí intranquilo, al pendiente de mis seres queridos y mi seguridad.

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