En Nicaragua “Calladito te ves más bonito”
Escrito por: Ximena Mendoza
Se entiende como participación ciudadana a toda acción donde la sociedad civil exprese sus opiniones, de forma libre y respetuosa, a las propuestas y decisiones del gobierno en turno, sin la necesidad de formar parte de algún partido político, esto se hace posible a través de diferentes manifestaciones, como la creación de espacios para abordar los temas de interés.
En Nicaragua la participación ciudadana, es una utopía, pues quien se atreve a cuestionar alguna acción del gobierno de Daniel Ortega es “premiado” con encierros en cárceles clandestinas o bien, en el “mejor” de los casos reciben un balazo en la cabeza o el tórax.
Si para Somoza Nicaragua era su finca, para Ortega el pueblo es su rebaño, el cual él guía de forma pasiva y serena, y si una ovejita negra se revela, ¡Ay de esa ovejita “golpista”! que se atrevió a “golpear” con su rebeldía al buen Comandante del rebaño.
Desde el 2006 Nicaragua se ha transformado en el país de las maravillas, donde mientras “mirés, escuchés y no hablés” (sobre)vivirás “Bendecido, prosperado y en Victoria” … Pero quien se atreve a cuestionar al régimen no ha podido contar lo que sucede, porque “accidentalmente” deja de existir.
Una ley sin estrenar
La ley 475 se basa en la participación ciudadana, esta expresa que es un derecho fundamental de todo ciudadano, sin embargo, es un derecho que no le conviene y nunca le convino a la dictadura Ortega-Murillo, por ello lo han disfrazado (como todo lo que no le conviene) con el famoso “Comité del Poder Ciudadano” o “CPC” que en teoría deberían ser una organización social apartidista o neutral, donde cualquier ciudadano tenga el derecho de participar y cuestionar sin ser militantes sandinistas.
Sin embargo, quien tenga el valor de acercarse a una reunión de los CPC y quiera debatir o señalar algo que no le guste, será tachado de “traidor” al partido. Por experiencia propia sé que, si no se simpatiza con el Orteguismo, no se tiene el derecho de los programas sociales promovidos por los CPC de cada barrio.
En pocas palabras el Comité del Poder Ciudadano, no es una organización del pueblo, sino otra manera que tiene Ortega y Murillo para controlar a la sociedad civil de cada parte de Nicaragua.
La participación ciudadana no existe y no existirá en Nicaragua, hasta que sea el mismo pueblo que se organice para exigir sus derechos, hasta que se cuestione y se tenga el poder de debatir sin miedo y respetando la opinión de cada ciudadano, es decir hasta que vivamos en una Nicaragua libre.