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El movimiento que cambió mi cultura política.

Por: Mario Alemán. Co-fundador de Movimiento PUENTE

En poco tiempo el país cambió su rumbo político. Era un cambio sí, pero nadie se esperaba un retroceso, nadie esperaba un gobierno que actuara de esta manera, a pesar que algunos afirmaron que las cosas iban a cambiar para empeorar.

Recién habían ocurrido los acontecimientos de Canal 4 y Dora María Téllez, y, ya muchos empezaban a criticar las acciones indebidas de un gobierno autollamado “socialista”. En ese entonces eran pocos los jóvenes que mostraban un interés en la política, en la democracia, en la ciudadanía y en los derechos.

Recuerdo bien ese día, en la universidad, platicando con varios amigos sobre la situación de la libertad de expresión y uno que otro comentario sobre las muertes de Herty Lewites y Carlos Guadamuz, llega un chavalo y me entrega una volante con información sobre un conversatorio sobre los hechos que exponían actos indebidos del entonces actual gobierno.

Llamó mi atención porque pensé: “que increíble, un espacio abierto por jóvenes y para jóvenes para conversar temas como estos”. Así que, fui esa misma noche y conocí Puente, un movimiento de chavalos como yo, que sólo buscaban mejorar el futuro del país. Si bien, fueron meses de muchas manifestaciones de sociedad civil, lo que Puente buscaba era incidir a través de espacios de discusión, que la gente se diera cuenta lo que estaba mal y pudiera reclamar sus derechos con bases sólidas.

Desde el momento que empecé a formar parte de estos conversatorios, me convencí que el norte que buscábamos era el mismo, un mejor futuro para el país, sin importar quien gobernara. Lo que más me motivaba, era la oportunidad de erradicar la apatía de muchos con respecto a temas que son de vital importancia para todos. En Puente, no sólo encontré chavalos responsables y con gran amor por Nicaragua, sino que también encontré amigos, con quienes podía contar y con quienes, a pesar de largas horas de discusión y desacuerdos, siempre llegábamos a entendernos y a dar forma al siguiente paso.

Poco a poco fuimos creciendo, nos volvimos más organizados, definimos nuestras líneas, nuestro actuar y fortalecimos los ejes de la educación como principio fundamental para mejorar Nicaragua.

Puente me ayudó a consolidarme como profesional, a tener la libertad de opinar y actuar, no por mí, sino por otros que tal vez, están siendo silenciados. Sigo adelante porque creo en la causa y seguiré incidiendo a través de Puente hasta que nuestra Nicaragua sea verdaderamente libre y viva en plena democracia.

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