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¡Somos unos malagradecidos!

¡Somos unos malagradecidos!

Por: La Malhablada

A diario veo como miles de chavalos y chavalas, cada vez de menor edad, hacen largas filas en los portones de la Zona Franca y me da cosa fea verlos ahí, porque me han contado cada historia sobre lo inhumano que es el trato y las condiciones de trabajo, pero sobre todo porque me pongo a pensar en lo malagradecidos que somos a veces ¿Por qué digo esto?

Bueno, ¿Alguna vez has renegado porque tu mama te levante temprano para ir a clases? Pues los chavalos y chavalas que trabajan en las textileras se levantan a las cuatro de la madrugada para llegar a tiempo a sus trabajos. ¿Alguna vez te has peleado porque tus padres sólo te dan 100 córdobas para que llevés al colegio o la universidad? Dejame decirte que con esos 100 córdobas que vos gastas en unas horas, un trabajador de zona franca costea una semana completa de pasajes.

“Miles de chavalos a los portones de la Zona Franca”

“Te cuento que sos una chavala con suerte”

¿Sos de los le hacen mala cara a la comida que bien calentita te sirven en la casa? Te cuento que los trabajadores de la zona franca llevan su comida en recipientes plásticos y así, fría y a veces con mal olor, se la comen. ¿Tenés más de 18 años y tu papá o mama te mantienen y pagan tus estudios? Te cuento que sos alguien con mucha suerte, hay chavalos y chavalas que para trabajar en la zona franca prestan cédulas de identidad a otras personas porque a veces ni la mayoría de edad tienen.

Ahora, ¿Te das cuenta de lo malagradecido que sos? Digo, somos a veces, porque hasta yo reniego por esas pequeñeces. Creo que a algunos las cosas se nos han dado tan, pero tan fácil que somos incapaces de darle el valor que algunas cosas tienen en nuestras vidas, y por eso mismo, no nos esforzamos, todo nos molesta, a todo le ponemos pero, somos buenos a gastar, todo nos da pereza, ¡ni quiera mi dios si nos levantan antes de las seis de la mañana!, nos matan si nos ponen a limpiar nuestro cuarto, si es que hasta bañar al perro, que es nuestra mascota, nos resulta imposible.

Ponete en los zapatos de esos chavalos y chavalas que además de tener que hacer todas sus cosas, deben trabajar de siete de la mañana a seis de la tarde (a veces hasta las 10 de la noche haciendo “horas extras”) de lunes a viernes y los sábados hasta las tres o cinco de la tarde, vas a ver que tu vida, de la que tanto te quejás y renegás no es tan difícil como vos crees. Aprendamos a valorar la oportunidad que tenemos de estudiar y especializarnos, porque hay miles de chavalos y chavalas que desearían tener al menos la mitad de lo que vos o yo tenemos y ni siquiera agradecemos.

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