“La Consciente inconsciencia”
Escrito por: Edgard A. Blanco/ culturizarte.org
Buscando el nombre de Nicaragua en Google, aparecen un sin número de titulares en los grandes medios internacionales, lo que significa que Nicaragua, este pequeño país en el centro de América, está en los ojos del mundo, visto desde el Continente Americano, hasta la vasta Europa ancestral, incluso por ahí uno que otro diario asiático, algo relevante seria preguntarse ¿Por qué? ¿Hay alguna agenda mediática que se siga al pie de la letra con el fin de desestabilizar el tristemente célebre régimen de Ortega como afirman sus partidarios? O ¿simplemente la comunidad internacional escucha y presta atención a las sonadas protestas y disturbios que tuvieron su cúspide en abril y traspolaron fronteras, afectando no solo al país sino a toda la región, directa o indirectamente, me inclino por la segunda.
Durante un tiempo Nicaragua no fue más que el pequeño y pobre país de Centroamérica que tenía nula o poca relevancia en la enorme agenda mediática internacional, recuerdo incluso que todo ese espacio lo ocupaba la enorme crisis política, social y económica que vive Venezuela, tantos columnistas escribiendo su perspectiva del conflicto interno venezolano, probablemente con el propósito de persuadir, e incluso inducir nuestra opinión del mismo, no obstante yéndonos más atrás en el pasado bélico de Nicaragua, en la guerra civil de la década de los 80´s, entre sandinistas y contras, tras la revolución popular anti somocista liderada por el grupo guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), hoy partido político en el gobierno y uno de los principales protagonistas del conflicto actual, en esos años de mucho luto y sufrimiento para el pueblo nicaragüense, también fuimos la mira del fusil mediático internacional, esto significa también, la atención de las grandes organizaciones internacionales para la condena o apoyo. Pero ya que nos situamos en el fatídico pasado belicoso de este país, se debe contrastar quienes protagonizaron ayer y quienes lo hacen hoy, con esto podríamos llenar páginas enteras, sin embargo, ese no es el objetivo de este pequeño y modesto escrito, lo que, si pretendo, es demostrar un poco de lo que nos está fallando en nuestra historia y devenir político.
Poco a poco los regímenes como el de Ortega, que se disfrazan de demócratas, en estos periodos en que eso se ha hecho característico, este que se cobija bajo el manto de apoyo popular clientelista que le han conseguido las políticas de ayuda social, regalías y subsidios, pueden llegar a arraigarse en nuestra juventud, y en esta generación que viene creciendo bajo esta forma de gobierno. Todo esto lo podemos notar a simple vista en los actuales “líderes de oposición” desde el mediático Lesther Alemán, hasta el líder comunitario que levanta a los vecinos en la madrugada para poner una barricada en su calle y lanzar objetos punzantes para causar daño a las fuerzas del orden o a grupos irregulares, todos tienen de alguna u otra manera, cierto arraigo a nuestra cultura política, heredada de siglos, muy notoria, incluso tras la revolución del 79, como lo diría Emilio Álvarez Montalván en su libro “Cultura Política Nicaragüense” (Montalvan, 2006) Obra que marcó mucho mi perspectiva en el aprendizaje de la política como ciencia, uno de los más controversiales rasgos de la misma, es el llamado “Personalismo”, hoy tenemos seguidores de Ortega llamados orteguistas, y queramos o no algo dentro de todos nosotros, está buscando un personaje para seguirlo ciegamente, esperando que mediante su “democracia” y “principios” salve al país de la corrupción y la desgracia política que vive hace siglos, aunque intentemos negarlo conscientemente, nuestro inconsciente piensa en la utópica “nueva Nicaragua”, que nos hemos creado fantasiosamente cuando “el dictador salga”, de ahí surgen tantas interrogantes que se encuentran en un tuit o en una conversación en el transporte público, ¿Y si se va Ortega a quien elegimos? ¿Quién pesa más dentro de la oposición? ¿a quién candidateamos?, porque pensamos inconscientemente que el poder debe recaer sobre una sola persona, paradójicamente eso es lo que nos tiene en esta situación de crisis sociopolítica.
Los mediáticos personajes, dicho sea de paso, muchos de ellos destilan grandes rasgos de personalismo y caudillismo, citando a Montalván en la Cultura Política Nicaragüense, (Montalván, 2006) figuras como el icónico estudiante de la UCA Lesther Alemán, uno de los personajes más mediáticos. Esta afirmación se basa en las innumerables entrevistas que se le han hecho, estas entrevistas, que aún no termino de leerlas todas, quizás existan algunas rescatables, se basan en elogiar y/o criticar la figura, el personaje, la biografía, la vida misma de Alemán, ¿será esto un intento para crear un emblema? O ¿simplemente su tenora voz y su aparente contundencia argumentativa cautiva a medios de comunicación e internautas? Tanto una como la otra no dejan de ser peligrosas, citando al periodista Martin Caparrós del New York Times, en un extenso y nutrido articulo donde responde a Alemán de la siguiente manera “Esos dos sueños, nos llevan directo a una dictadura militar” (Caparrós, 2018) en referencia a los dos sueños de Alemán, el de ser militar aunque es bien sabido que las fuerzas militares en su jerarquía lineal, de por sí, son autoritarias en función de mantener un estricto régimen disciplinario que evita subversiones, al contrario del poder ejecutivo que en “teoría” es consultivo y limitado.
Con esto no hago una crítica funcional a la destrucción de este miembro de la oposición, sino en función de advertir los peligros que entronizar a un personaje, conlleva, tanto de hacerlo con una persona en vida, como endiosar a un héroe fallecido en combate, o a traición como es el caso del emblemático héroe nacional Augusto Sandino, esta “costumbre” de endiosar personajes históricos, lleva a ideologizar a la población entorno a una figura y a dogmatizar el pensamiento de las masas, no es más que eso. Si se hace con cualquier personaje vivo se justifica ciegamente cualquiera de sus actos, sean estos condenables o no, Alemán ha sido apacible con esto de la mediatización, Ortega en un principio lo fue, y hoy es el presidente que más tiempo lleva en el poder, además catalogado por muchos como un cruel dictador, con seguidores ciegos y cortos de racionamiento.
A todo esto, me decían “solo resta esperar” ¿Cuánto esperamos para que el presidente Ortega y su sequito demostraran abiertamente lo que realmente son capaces de hacer por mantener el poder? ¿Cuánto esperaremos si seguimos buscando mesías “demócratas” en teoría? Y para otro escrito, cabe la pregunta ¿Qué democracia es la que pedimos y buscamos los nicaragüenses? ¿alguna vez fuimos libres o continuamos siendo esclavos con distintos amos? Unos más crueles y déspotas que otros.
La consciencia personal, nos hará libres, parafraseando al mismísimo Jesucristo, quien dijo que la verdad nos haría libres, pero dudemos incluso de quienes se creen dueños de la verdad.
Referencias
Caparrós, M. (29 de mayo de 2018). El misterio de las revoluciones. The New York Times, págs. —.
Montalván, E. A. (2006). Cultura Política Nicaragüense. Managua, Nicaragua: Colección Presidencial Enrique Bolaños.