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¡Estamos jodidos!

Por: La Malhablada

Antes de ser tachada como negativa o pesimista por el título, quisiera hacer un pequeño recuento de “cosillas” que me parecen importantes destacar:

Primero, el FSLN tiene una indiscutible mayoría de diputados, algunos con los cargos más importantes del poder legislativo, lo que le da a Ortega el poder de legislar, digamos que indirectamente.

Después, el Consejo Supremo Electoral, dirigido por Robertito Rivas, valida todas las decisiones, al menos en materia electoral, que se le ocurren a Ortega, o a la primera dama, da lo mismo ya.

Además, la Policía Nacional se ha convertido en el cuerpo de seguridad de Ortega, sí, sólo de Ortega, porque el resto de la población no sabe si sentirse segura o atemorizada al ver a oficiales en las calles, y es que, en las últimas protestas realizadas contra esta nueva “reivindicación de derechos” ha sido la Policía, la encargada de golpear y maltratar a los participantes.

Para empeorar las cosas, el Ejército de Nicaragua está ahora más que en “los últimos 16 años de neoliberalismo” al mando del presidente, quien de manera sospechosa (porque para qué quiere armas alguien que pregona la paz) ha estado recibiendo armamento militar de países como Rusia.

Y para finalizar, todas las instituciones del Estado están viciadas, no lo digo sólo porque están llenas de magistrados y demás funcionarios que fueron reelectos de manera ilegal en sus cargos, sino porque están incondicionalmente a favor del gobierno.

Ahora, ¿Entienden por qué el título de mi artículo? Bueno, ahora viene la parte más complicada de la situación: ¿Qué podemos hacer nosotros, los simples y mortales ciudadanos?

Hay quienes creen que todo está perdido, y a veces, esas posturas tienen algo de razón. Pongámonos a pensar, los diputados están del lado que les permita perpetuarse en sus cargos, los electores ya no les importan, los magistrados y las instituciones del Estado ya no le sirven al pueblo, la mal llamada oposición se jacta de estar contra el gobierno de Ortega, aunque en realidad se entienden por debajo de mesa. Es decir que quienes están arriba no hacen nada por defender los intereses de quienes indefensamente estamos abajo.

Por eso, es que la mayoría de la población ha caído en un estado de conformismo. Ya nada les importa, y si les importa al ver la situación actual se desaniman. Del otro lado están quienes se animan a hacer algo, quienes todavía no se dan por vencidos y salen a las calles a expresar su sentir (y la de muchos otros que temen ser golpeados por pensar diferente al gobierno), pero, que de tantos golpes por grupos oficialistas, arrestos injustificados de parte de la Policía Nacional y en casos extremos víctimas de persecución política, van perdiendo poco a poco la esperanza.

Está medio difícil la situación, pero creo que no todo está perdido. Aún hay algo por hacer y lo tenemos que hacer nosotros, no los altos empresarios y funcionarios públicos, porque a ellos poco les importa lo que pase fuera de los portones de sus residenciales de lujo.

La protesta es la mejor arma ciudadana, y puede que suene masoquista, pero no importa si nos golpean o persiguen, nuestra voz será replicada por uno que otro medio y la idea será adoptada por más de una persona, por lo que el esfuerzo es siempre válido.

Perdamos el temor de salir a las calles, si ellos tienen sus curules, escritorios y cargos, nosotros tenemos todas las calles, avenidas, rotondas y paredes para decir lo que pensamos. Hagámosle saber que quienes los pusimos en sus cargos ya no damos ni un peso por ellos. Hagámoslo porque de lo contrario estaremos más que jodidos.

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