El pañuelo de colores
Por Valeska Sandoval
El pañuelo de colores que cubría
la mitad de tu rostro pálido y asustado
era lo único que miraba ese día
entre el mar de cuerpos a tu alrededor.
Te vi herido unos segundos
después—tu pañuelo lucía horrible,
manchado de rojo.
Oh… ¡Cómo odio los trapos manchados!
También a los cuerpos que gritan a tu alrededor
cuando te subían en una motocicleta.
Y los que no gritaban los odiaba aún más,
pues estaban solo acostados en el andén de un barrio cerca de la UCA.
Esos cuerpos no despertaron
del sueño en el que estaban sumergidos.
Al igual que tampoco vos lo hiciste.
Y tu pañuelo se convirtió en mi vago recuerdo.
Con el tiempo estoy olvidando los colores que tenía.
También en ese tiempo siento que olvido el tono de tu voz.
¿Cómo era tu voz?
¿Y por qué ya no estás deambulando por ahí cuando duermo?
Tu hermana dice que tus padres ya se encuentran mejor,
pero siempre que esa fecha se aproxima ya no les gusta celebrar
el día de las madres…
Y tu hermano ya no viste tus camisetas.
Tu mejor amigo se convirtió en mi mejor amigo,
pero ya se volvió a enamorar.
Y las personas como yo,
en muchas ocasiones
te volvemos a recordar.
A mi amigo—Jonathan Morazán Q.D.E.P.