Columpios vacíos
Por: Marcos Ortiz, Nicaragua.
Se marcharon las risas infantiles
que hermoseaban el parque,
y se secaron los árboles de eucalipto
a causa del carente riego.
Se perdió la alegría del verano
y nunca volvieron a rechinar
las bisagras del sube y baja.
Las carretas de golosinas se amargaron
y los senderos quedaron sin sus pequeñas pisadas,
los zanates y las palomitas de San Nicolás
migraron buscando la frescura de otra fuente
y al igual que estos huyeron
se fueron también los miles
y en los brazos de esos miles, sus hijos
que todavía viven desconcertados preguntando porqué dejaron los columpios vacíos.