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¿Y la revolución desde el Facebook?

¿Y la revolución desde el Facebook?

Escrito por: Henry Jaime Duarte, sociólogo.

Recuerdo hace tiempo, haber tenido una serie de debates en cuanto a la utilidad y pertinencia de compartir estados o post en Facebook, los amigos con los que conversé sostuvieron que todo era un vacío infinito, que mejor era salir, tomar práctica en el asunto y dejarnos de puros “chagüites” donde todo mundo opina y nadie hace nada.

Si bien, lo que sostuvieron no está nada distante de algunos problemas socioeconómicos y políticos que tenemos en nuestro país, donde marchamos y nos manifestamos por cualquier video que se hace viral. Antes que nada, se debe tener en cuenta, que todo medio o red social, es nuestro espacio para compartir, interactuar, y reproducir ideas que fluyen en el ambiente.

Con esto, es menester considerar que toda acción que empleamos en nuestro ciberespacio es la apertura a otras aperturas, que, en secuencia van creando y desplegando estructuras que invitan, no sólo, a volcarnos en pro del cambio, sino, que provocan micro cambios, los que en definitiva suman la fuerza necesaria que actúan desde cualquier punto, sino, veamos el caso de la primera árabe, misma que tuvo auge desde el Facebook, hasta desembocar en una revolución sociopolítica concreta.

Ahora bien, el problema por igual, es que hemos naturalizado pensar sólo en cambios de gran escala, o macro cambios, olvidándonos de lo importante que suele ser lo obvio o lo común, dado que por ser común o cotidiano lo invisibilizamos y perdemos el interés, cuando debemos hacer lo contrario, y darle la vuelta.

En este sentido, es trascendental repensar nuestros espacios clásicos de hacer incidencia política, de querer ser escuchados, de querer ser tomados en cuenta. Hoy, por hoy, tenemos una gama de espacios para realizar praxis ciudadana, lo que, bajo mi discreción; toda red social donde se pueda compartir nuestras posturas a cerca de tal o cual tema, es absolutamente valido, considero que ya tenemos muchas ordenes oxidadas que no nos proporcionan, ni innovar, ni tener apertura, lo que, como jóvenes, sería una contradicción casi hasta biológica, el hecho de concebir tantas ideas de cambios/transformación y no lograr concretar ni el arranque.

Sería una paradoja inconcebible desechar las nuevas tecnologías y relegarlas a un status de desprestigio, sería un error no creer en el poder que tenemos desde el smartphone, desde el hecho de compartir una noticia, desde lo inútil que parezca comentar un estado subversivo de x amigo.

En síntesis, en nuestra actualidad, y siendo parte del aquí y ahora, debemos rescatar el sentido de pertenencia que poco a poco vamos olvidando hacia temas tan sensibles para nuestra sociedad, debemos rescatar la virtualidad con propósito que confluye en nuestra espontaneidad, es importante validar la transcendencia de nuestros estados, lo vital que se convierte interactuar, teniendo en cuenta que no importa donde sea o con quién sea, lo que es relevante es nuestro mensaje, la fuerza que coexisten en las palabras, gestos, señas y hasta emoticones, lo que en suma, es nuestra libertad subjetiva/objetiva de expresión.

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