Seleccionar página

Vivir anexo a un problema de salud mental

Vivir anexo a un problema de salud mental

Por: Urania-claudianauta

Hace un par de semanas miraba un reel, no entrare en detalles, pero señalaba al servicio militar patriótico como un trauma colectivo aun no superado. Trauma, escuché y empecé a llorar, me derribó emocionalmente por un par de horas, delante de mí estaba ese famoso trauma, vivido en primera fila hasta hoy, porque incluso a la distancia está ahí.

Este no es un escrito acerca de ese hecho en sí, pero víctima de ese hecho es mi tío, el hermano menor de mi madre, quien nunca volvió exactamente. Me refiero a que de hecho mi tío sí volvió del servicio militar, pero su mente se quedó allá, han pasado más de 30 años y una psicosis de guerra es lo que lo ha acompañado todo este tiempo. Esta vez es aquí donde empieza mi breve reflexión:

Mi hermano y yo crecimos muy cerca de mi tío. En los recuerdos de mi niñez recuerdo angustia, y un poco de pena cada vez que percibía su ansiedad o sus estados violentos o autodestructivos, fui creciendo e identificando sus cambios: cuando estaba a punto de empezar una crisis, cuando algo iba a detonar una crisis y cuando empezaba a menguar hasta dejarlo descansar por un periodo de tiempo, así ha sido siempre, un ciclo. Me observo yo dentro de ese ciclo oscilando entre angustia, miedo, estrés, tristeza o alivio. Solo voy a hablar por mí, sin embargo, sé que quienes convivimos con el también podrían explicar su percepción y vivencia, como sus hermanas y padres, su familia inmediata, que recibieron a alguien diferente de quien se fue, y solo aprendieron a adaptarse a esta otra persona y llamarle “el loco”. Mis sobrinas y sobrinos se han asustado ante una crisis, he visto como ellos se preguntan lo mismo que yo a su edad, cuando han ido creciendo aprenden a aceptarle o distanciarle o a ignorarle.

Por mi puedo decir que la enfermedad de mi tío fue un peso que con los años se ha vuelto más pesado, cada vez que pesaba más mis ojos se abrían más a tratar de entenderlo, y tratar de asimilar cada una de sus crisis, y era aún más abrumante. Cuando me sentí amenazada o alguien más, también sentí frustración, sentimientos encontrados: protegerme y protegerle. Desconozco el alcance real del impacto en mí, nunca lo he tratado a profundidad realmente, solo he aprendido con paciencia a entender y sobrellevar todo lo que genera.

Trato de describir como 3 generaciones hemos sido impactadas por una enfermedad que pareciera afectar solo a una persona, pero no es así, se vuelve una sombra para todos los que convivimos con él y que lo amamos, los que lo hemos visto llorar, hablar por horas, alterarse, arranques violentos, deprimirse y aislarse; el impacto de la salud mental de un solo miembro de la familia es como una bomba, cada vez que estalla una crisis los demás estamos ahí casi como escudos humanos tratando en lo más que se pueda protegerlo y al mismo tiempo protegernos, la enfermedad misma también nos alcanza en forma de ansiedad y angustia, a veces frustración y enojo pero: ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos ayudar? Este escrito es un llamado a poner en práctica lo único que ha podido resultar para mí y sobrellevar desde ambas partes la enfermedad: compasión, tuve y tenemos mucha compasión no solo por él, sino por nosotros mismos. Eso ayudo mucho porque también trae entendimiento y amor. Si quien lee esto tiene (o convive con) un familiar con un problema de salud mental lo invito a observarle con compasión y comprensión, y le invito a observarse a sí mismo, ¿cómo ha vivido esto? Y ¿Cuánta conciencia ha tenido ante ello?

Sobre el Autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Videos Recientes

Cargando...

Revista digital