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Vivencias

Vivencias

Por: ZUL

En una noche de abril del 2018, a muchos kilómetros de nuestra capital Managua, por aquello de que mis hijos, como una buena parte de los jóvenes de esta zona, estudian fuera, buscaba noticias en medios no gubernamentales, cuando de manera inesperada, escuché que habían disturbios en la UCA, ubicada en la cuidad principal. Esto me llevó a recordar que a finales de los años 70 todos pensábamos que viviríamos diferente a lo tristemente vivido en esa época, esperábamos un mundo mejor, un país lleno de justicia, libertad y paz, pero la dura realidad es esta, aquí estamos de nuevo en lucha y por las mismas causas: abuso de poder y violación de los Derechos Humanos en todas sus formas.

En abril del 2018, me di cuenta que estábamos ante los pasos nacientes de una nueva forma de represión. El descaro, la insolencia y prepotencia de nuestras autoridades, de sus allegados y de fanáticos del gobierno hacia la población, había iniciado, violentando los DDHH de los nicaragüenses y haciendo desaparecer, a pasos agigantados, las libertades, manoseando la Constitución Política o carta fundamental de la república.

Hoy por hoy, los que estamos dentro de este país, vivimos un infierno, no el paraíso que pregona el Estado. Estamos en una patria en la que hay inseguridad jurídica y crisis económica. Una sociedad que se encuentra cultural y socialmente a pique.

La lucha interna se ha venido desarrollando con notables diferencias, entre, un gobierno que posee todas las ventajas en sus manos y un pueblo desprotegido, luchando con uñas y dientes. Tenemos más de 900 días de dolor, de lágrimas, de sufrir abusos de una u otra manera, de sentirnos extraños en nuestra patria, la que nos vio nacer, de recibir constantemente ofensas por defender nuestra democracia, nuestra libertad, de vivir con sobresaltos, con la oración en los labios y sentir que nuestro corazón lleno de dolor se desboca ante la injusticia, con el temor de salir y no saber si regresaremos.

Estos días son un constante duelo, no hay felicidad. Nos han marcado muy dentro, nuestras heridas interiores no paran de sangrar por nuestros asesinados, por nuestros desaparecidos, por nuestros secuestrados políticos, por nuestros torturados, por nuestros abusados, por nuestros marginados. Todos ellos, seres humanos nicaragüenses con familia y amigos.

Hoy pretenden quitarnos la libertad. Somos aves presas en una jaula y tratan de cortar nuestras alas, pero como dijo nuestro insigne poeta Rubén Darío: “Nicaragua está hecha de vigor y de gloria, Nicaragua está hecha para la libertad” y así es, no tenemos espíritu de  esclavos, somos un pueblo valiente, orgulloso. Somos luchadores y rebeldes como nuestros caciques, Nicarao y Diriangén, no podrán cortar nuestras alas.

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