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Una libertad condicionada

Una libertad condicionada

Por: Roxana Sofía Gómez

Si hay algo por lo que cualquiera lucharía sin pensar, no importando la cultura, la edad o la procedencia; es la libertad. Por eso, era inevitable que estuviera presente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y según nuestra Constitución Política es un “Principio de la nación nicaragüense”, y parte de esta intrínseca libertad individual es la libertad de expresión.

En Nicaragua, ¿cómo vivimos esta libertad de expresión?

Hay quienes dirán que se está perdiendo y otros/as que tenemos el privilegio de vivir en un país donde nos podemos expresar libremente (He tenido el honor de escuchar las dos posturas). Lo anterior, no refleja las divergencias de criterios ni de percepciones, sino que es un hecho.

Este debería ser el momento en el que te preguntás cómo es posible que en un mismo país coexistan dos posiciones de vivir tu libertad de expresión. La respuesta es simple, estamos ante una libertad condicionada.

Tristemente, para gozar de este derecho tenés que cumplir ciertas condiciones y si no las cumplís no salirte de límites establecidos, que tu incidencia no represente una amenaza para el gobierno en turno. Un ejemplo claro es la libertad de prensa, si sos parte del lánguido conjunto de medios independientes vas a tener una cobertura limitada y las invitaciones a eventos “oficiales” no siempre van a llegar, en cambio sí sos parte de un medio afín al gobierno vas a vivir una plena libertad de prensa.

Las marchas en las que he participado este año se han desarrollado de forma pacífica y no he estado presente en confrontaciones violentas, talvez porque no he tenido el placer de ser parte de esas en las que los nicaragüenses se desbordan; pero muchos/as de mis amigos/as han sido agredidos/as en el intento de hacerse escuchar y esto es algo que no puedo ignorar, porque a pesar de no haberlo vivido en carne propia he podido sentir su indignación, su decepción, su frustración como nicaragüenses.

Y creo que como yo, todos/as tenemos dudas de lo que está pasando en Nicaragua, pero de lo que debemos tener certeza es que no podemos seguir haciéndonos los de la vista gorda ante esta nuestra libertad condicionada, y que al final no sabemos si nos sentimos libres o condicionados/as.

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