Todos lo Vimos
Por: Por: AGA
Cámara contra fusil
la transacción del cobarde;
empujones pretenden trincar
el espejo de dos caras,
confirmando el secreto conocido:
somos rehenes de la tiranía agonizante.
Saña se aloja en la frente
del que sostiene el arma.
Sus ojos llenos de sangre
enturbian la plúmbea vergüenza
de defender una senil monomanía.
Pupila a pupila en duelo
-la verdad de un pueblo contra la sentencia falsa-
¿quién podrá sostener la mirada?
El esbirro no puede más,
lo delata el golpe
de una conciencia ansiosa
por salir huyendo.
Mientras las mentiras se derrumban,
la cámara sigue venciendo.
Se abre el lente,
un burdo circo intenta silenciar a un país hastiado.
Se cierra el lente,
remiendan palabras lullidas
queriendo parchar sus calumnias.
Es muy tarde,
todos lo vimos.