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Aun podemos despertar.

Aun podemos despertar.

Por: Roberto Sáenz

¿Nicaragua aún hay tiempo para despertar?

Claro que lo hay, pero Nicaragua debe despertar ya, organizarse y ver caras nuevas, frescas, con energía representando la oposición; Nicaragua está cansada de ver a las mismas personas, unas con un historial no muy bueno y por consecuencia sea difícil confiar en ellos, el relevo generacional debe de ser una de las estrategias que deben de tomar muy en cuenta la oposición, personas preparadas, que aman Nicaragua, la democracia, saben lo que hacen y con los pantalones bien puestos para poder formar parte de las personas responsables del rumbo de la nación.

Es por eso que como país no podemos estar fragmentados de ninguna manera, debemos unirnos, ser inclusivos, tener un mismo objetivo como oposición, “derrocar al dictador Ortega” no importa el color al que representemos, movimiento u organización, por la libertad de nuestro país y por la democracia. Si continuamos fragmentados como el día de hoy, creando partidos y alianzas nuevas llamadas “oposición” haremos que el dictador tenga vía libre a ganar o más bien a robarse las elecciones de los próximos años.

Solo nosotros decidimos cuantos días más está el dictador Ortega en el poder, él no va a dejar su lugar voluntariamente, hará lo que sea para conservar su lugar aunque vaya contra las leyes del país, las reforme ene veces que él quiera, él no abandonará la gallina de huevos de oro y para conservar su lugar hará lo que sea, hasta pasar por los cadáveres de quienes sea posible.

El dictador se vuelve sordo, lo único que le importa es el dinero, su bienestar siempre va a estar en primer lugar, aunque tenga abundancia de dinero nunca será suficiente su sed de poder será insaciable, aunque los niños de las zonas rurales se mueran de hambre, aunque su pueblo no goce de una vivienda digna, aunque nuestras familias huyan del país por falta de fuentes de empleo, aunque la gente se esté muriendo de sed mientras ellos toman agua Perrier, aunque la inflación este disparándose cada vez más.

Mientras haya una persona que hable, que esté en contra de lo que el dictador diga, que no haga lo que él diga va a haber preocupación de su parte, va a matar, va a callar esa voz porque este puede despertar las mentes dormidas haciéndoles ver la realidad que se vive, los derechos que se les han quitado, la libertad de expresión, libertad de circulación, seguridad, a la vida, por mencionar unos cuantos; en Nicaragua nos oprimen porque saben que somos más que los que están de acuerdo con él, más que las personas que lo pusieron en el lugar en el que el día de hoy está.

Nicaragua está cansada de ser perseguida en su propio país, de que se le reprima, de que su voz sea callada ante el mundo, de llorar por sus hijos, de escuchar información tergiversada, de que le roben su libertad, de la pérdida de legitimidad de sus instituciones y poderes del estado.

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