Un cambio radical, una nueva esperanza

Por Josseling Díaz

Luego de una divertida noche en un casino donde se reunía con sus amigos, Salvador Daniel Mejía Ruiz, se dirigía hacia su casa con sus amigos en un vehículo, sin imaginar que luego  serían impactados por otro automóvil, quedando inconsciente y despertando en un hospital.

Mejía Ruiz al momento del impacto salió por el vidrio del automóvil, provocando esto que perdiera la consciencia, le realizarán una traqueotomía para que pudiese respirar porque tenía los pulmones llenos de flema y luego trasladarlo al hospital Lenin Fonseca a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), nadie se quería hacer cargo de su caso, porque era muy grave.

Al caer en coma, la mamá de Salvador Mejía conoce a un médico, el director de la UCI, quién decide cuidar de él y curarle las heridas. Luego de dos meses de estar en estado de coma, se recupera Mejía Ruíz con una visión diferente, sintiendo odio por la vida, cayendo en estado de depresión e intentar quitarse la vida.

Salvador Mejía comienza a leer libros y toma conciencia sobre lo que había intentado hacer, reflexionando que todos están conectados en el entorno, y comenzó por cambiar su vida, empezó a implementar “la terapia del saludo”, que consiste en saludar a toda persona que encuentre ya sea conocida o desconocida, en su casa no saludaba a nadie e inició por allí, luego en su barrio, en la calle, en la Universidad y en los lugares que visitaba, esto mejoró su estado físico y lo hizo sentirse bien.

Hay personas que se burlan de Mejía Ruíz, sin embargo esto no es obstáculo para seguir consu “terapia del saludo” al contrario lo solidifica más porque él se siente bien haciendo eso. A raíz del accidente Salvador Mejía cambió su rutina, buscando cosas interiores, viendo la vida de otra manera, inclinándose a la meditación, la alabanza y el culto.