
Puertas forzadas y ventanas rotas

Por: Marcos Ortiz
Caravanas nocturnas rodean los muros,
son los lobos uniformados que permanecen
en las afueras de los hogares
de ojos rojiazules concentrando su mirada en los cerrojos.
Mientras que adentro
solo existe el tenue murmullo que acepta la condena.
¿En qué momento se dejó de vivir?
¿En qué momento se comenzó a sobrevivir?
El estruendo proveniente de la entrada
marca el inicio de la cacería,
siluetas negras cruzan las serpentinas,
y se abren paso entre un ejército comandado por la nada.
Entran, secuestran y salen
entran, secuestran y salen
entran, secuestran y salen,
una secuencia maligna que hierve de ira al más sensato,
y que deja como único recuerdo
las puertas forzadas y las ventanas rotas.
Así son y así han sido
las noches nefastas que está viviendo mi Nicaragua.