¿Por qué se fundó Puente?
Por: Luciana Chamorro. Co-fundadora de Movimiento PUENTE.
Hace cinco años, un grupo de chavalos encontramos que teníamos un interés común: estábamos inconformes con la manera que se hace y se entiende la política en Nicaragua. La idea de organizarnos nació a partir de una experiencia común, que nos hizo sentir que se estaba dando un retroceso fundamental en las libertades políticas en el país. El 11 de junio se dio la cancelación de la personería jurídica de dos partidos minoritarios, el MRS y el Partido Conservador. Esa violación al derecho a la organización política, nos preocupó y nos obligó a mirar hacia atrás.
¿Cómo llegamos hasta aquí?, ¿Qué consecuencias tendrá la falta de pluralidad política para nuestro futuro?, ¿Qué otros atropellos serán posibles si la ciudadanía no encuentra formas de participar en el proceso de elección de los funcionarios públicos?
Estas preguntas nos llevaron a un proceso de análisis de la historia política de Nicaragua, a través del cual dimos con otras preguntas: ¿Por qué en Nicaragua se vive la necesidad de tener un líder carismático-caudillo?, ¿Qué legado nos ha dejado nuestra historia colectiva de dictadura, revolución, guerra, y neoliberalismo?, ¿Cómo se produce y reproduce la cultura política –lo que consideramos normal y aceptable– desde nuestras familias, colegios e iglesias?
El Movimiento “Por Una Cultura Política Diferente”, tenía como objetivo fundamental promover dentro de la juventud un proceso de acción y reflexión, que nos llevara a ver la política como la herramienta para gobernar y ejecutar los intereses colectivos de una población. Es decir, una forma de hacer política que involucrara verdadera representatividad y generara espacios para participación directa de los ciudadanos, donde el ejercer un puesto público fuera un servicio a la comunidad y no una manera de enriquecerse, donde reinaran las ideas y capacidades de un gobernante, y no su cuenta bancaria o su capacidad para gritar más alto.
Para lograr esa transformación, nosotros considerábamos que se necesitaba trabajar en idear nuevas maneras de debatir y generar consenso, mecanismos para tomar decisiones de una forma más horizontal, una nueva forma de ejercer liderazgo, y sobre todo, nuevas acciones para demandar y generar espacios de participación desde la ciudadanía.
Cinco años después, nos encontramos en una Nicaragua en la que el cierre de los espacios políticos y la represión a expresiones ciudadanas plurales se ha convertido en la norma. El Estado nos proporciona bienes, trabajo, salud, y educación que ya no son nuestro derecho por ser ciudadanos, sino un bono o regalo que recibimos. Cada vez, vemos más instancias en las que utilizan recursos del estado para generar violencia contra ciudadanos Nicaragüenses a como ocurrió el 22 de Junio de este año.
Cada día, se les vencen sus plazos a funcionarios del estado, que se quedan en sus cargos inconstitucionalmente. Cada día, se pasan más leyes sin ser leídas por los legisladores, que únicamente siguen las órdenes de los jefes de bancada. Cada día, entran fondos de cooperación que no pasan por el presupuesto del estado, sino, que son administrados directamente por el poder ejecutivo. Y así podríamos continuar la lista.
Hoy más que nunca, siento la necesidad de que exista un movimiento dedicado a la generación de información y debate sobre el funcionar de la vida pública en Nicaragua, y quiero invitar a los lectores a que continúen ese debate junto con PUENTE, porque solo a partir del diálogo y la confrontación de ideas podremos fortalecer nuestros argumentos y nuestras acciones, para construir la Nicaragua justa que tantos soñamos y que todos nos merecemos.