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Managua La ciudad que soñamos

Por: Omara Leiva Alvarado

El beep beep de los autos, el embotellamiento en las carreteras, las paradas llenas, el corre y corre por todos lados, así empieza una mañana en Managua, una Managua loca y frenética. Una Managua muy recurrida, pero muy olvidada a la vez.

¡Managua es horrible! ¡Managua es cochina! ¡Managua es estresante! ¡Managua, Managua, Managua! – la culpa es siempre de Managua, pero no nos preguntamos qué es Managua, o quiénes la conformamos. Mientras los capitalinos y no capitalinos descalificamos Managua como una ciudad desagradable, insalubre, insegura y aburrida, Managua va tomando una imagen negativa para nicas y extranjeros, sus atractivos son menguados y sus esperanzas también.

“Si Managua es cochina, basta con que asumamos responsabilidades, depositemos los desechos en los basureros y monitoreemos que los demás también lo hagan.”

Si bien vivir en Managua implica vivir en una ciudad mal distribuida con muchas construcciones qué cuestionar, Managua es también regocijo. Managua somos todos y quienes vivimos en ella nos hemos olvidado de eso. Si no, preguntémonos ¿Qué tan cordiales somos en la calle? ¿Cuántas veces a la semana salimos de nuestros hogares con una sonrisa contagiante? ¿Qué tanto nos gusta compartir con nuestros amigos en Managua? O mejor aún ¿Qué tanto hacemos por ella?

“De noche es fenomenal, se mantiene pintoresca. El manto nocturno no la puede opacar, sus deslumbrantes destellos la adornan por completo”

El mejor ejemplo es cuando tenemos deseos de comprar algo que queremos. Trabajamos, ahorramos y nos esforzamos cuanto sea posible para obtenerlo.

¿Queremos una mejor Managua? – La solución es sencilla ¡Trabajemos por ella!

Si Managua es insegura, pensemos en qué la hace insegura. Los predios baldíos, los parques desolados, la delincuencia. Si Managua es cochina, basta con que asumamos responsabilidades, depositemos los desechos en los basureros y monitoreemos que los demás también lo hagan. Si Managua nos resulta estresante, démonos la tarea de redescubrirla, explotemos ese lado positivo que tiene.

Managua es multifacética, de día es cultura y serena, museos y monumentos que nos reafirman su historia y lagunas que en segundos nos trasladan de lo urbano a lo ecológico.

De noche es fenomenal, se mantiene pintoresca. El manto nocturno no la puede opacar, sus deslumbrantes destellos la adornan por completo, nada que envidiarle a ninguna otra. De noche, también es algarabía, los mariachis, las roconolas, los chicheros o los músicos improvisados le cantan a Managua, le cantan sin cesar. Managua es lo que somos. Nosotros decidimos si la queremos ruidosa por el beep

beep de los autos o el tirin tirin de una guitarra. Nosotros decidimos si la queremos sucia o si la queremos con una conciencia ecológica máxima.

“Managua somos todos y quienes vivimos en ella nos hemos olvidado de eso.”

Managua nos ofrece euforia, pero también nos ofrece felicidad, felicidad que se mezcla con aquella vieja Managua que nos contaron, una Managua con arquitecturas galantes y con bulevares relucientes, una Managua que nos trae vientos con olor a esperanza y que nos dirige por caminos centelleantes.

Managua es nuestra y sus características nos inspiran, por ello varios jóvenes hemos replicado 100En1Día, un festival de ciudadanía activa y creativa que promueve cambios durante un día en la ciudad. Este es el segundo año que se realiza el festival con el fin de proponer un proceso de cambio ante los problemas, necesidades y sueños de los ciudadanos de Managua de manera creativa.

Las y los interesados pueden participar siendo miembro de Equipo Base, líder de una interacción o miembro de una de las propuestas.

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