La piñata
Por: Adela Espinoza
La pesadilla continúa, la dictadura sigue gobernando Nicaragua, este 2022 empezamos lamentando el poco protagonismo que tuvo el pueblo inconforme en las elecciones del pasado noviembre, y es qué dar inicio a un año siempre es sinónimo de esperanza y de nuevas luchas, sin embargo que esperanza podría tener un pueblo expuesto a tal violencia, amarrados a otros cuatro años de dictadura, miedo y represión, entre tanto el ilegítimo gobernante arrasa con todo a su paso cual niño desesperado por todos los caramelos de la piñata, mientras tanto el silencio llega a su máxima expresión de normalización.
Y… Ya que hablamos de la piñata no podemos dejar atrás la práctica histórica del Frente Sandinista, el mensaje fue fuerte y claro, de manera contundente nos demostraron que pueden hacer y deshacer a gusto y antojo, tomándose un considerable número de universidades y la cuenta sigue; la inconformidad en las juventudes es evidente, cuál es el futuro que le espera a la educación en el país, el deterioro ha sido notable, desde antes el sistema educativo que rige en los colegios públicos da mucho que desear, ahora con la confiscación arbitraria de 6 universidades es inevitable pensar en el futuro de las mismas, politizadas, secuestradas, obligadas a poner una mordaza en cada voz que se atreva a criticar, encarcelamiento a quién quiera opinar, desaparición al qué desee pensar, todo en su afán de crear serviles, adoctrinados y sin criterio.
Así que, como jóvenes que podemos hacer para este 2022, muy poco, la tasa de desempleo va en ascenso, sin mencionar el deterioro económico, tantas situaciones que han provocado el declive de la salud mental de quienes en algún momento tuvimos esperanza de aportar al cambio, qué nos queda? Migrar a otros países, ser extranjeros, exponernos a los peligros que esto conlleva, sin importar qué tanto estudiaste o que tan conocida fuiste en tu país, enfrentarse a la xenofobia, clasismo, racismo y otras formas de violencia que viven las personas que salen cada día de Nicaragua en cantidades inimaginables, huir de la crisis mientras el país empieza a formar parte de las ruinas de América Latina.
