La feminista de la que me enamoré
Por: Luis Carlos Poveda
Te vi entrar,
Sencilla, en blanco y negro,
Como piano,
Con la melodía que tocaban tus pasos,
De Convers sucios,
En aquel auditorio vacío.
Después me hablaste,
De vos,
De tu banda favorita,
De aquella pinta que ayudaste a hacer en la UCA,
Del aborto terapéutico,
Del vago que encaraste en tu barrio
Y que nunca más te volvió a chiflar,
De la Policía que intentó apagarte con amanzabolos y escudos,
Y que no pudieron,
Ni han podido dos mil años de machismo.
Me la pasaba recordándote,
En versos,
No muy largos,
Con el temor de que los encontraras
Y que te dieras cuenta que los inspiraste vos,
Por eso nunca escribí tu pelo,
Desordenado,
Que me encantaba.
Después te vi en un café,
Con tus Convers sucios sobre la silla,
Mientras leías un libro.
Después ya no te vi.