
La asistenta de Freida McFadden

Reseña por: Celia Cruz Arce
Una joven trabajadora doméstica vive al servicio de los Winchester, una familia rica que oculta secretos tras su fachada de perfección. Día a día, Millie limpia su elegante casa, cuida a su hija malcriada y prepara exquisitas comidas mientras intenta ignorar las manipulaciones y el desprecio de Nina, la señora de la casa, y la tristeza silenciosa de Andrew, su esposo. Sin embargo, la atracción por el lujoso estilo de vida que observa de cerca crece cada vez más, al igual que los indicios de que no todo va bien en esa existencia de ensueño. Su habitación en el funesto desván solo cierra por fuera, algo que no deja de inquietarle. Y hay un detalle más: Millie, la hermosa asistenta, también guarda sus propios secretos.
Todo el mundo está hablando sobre La asistenta en Instagram, más ahora que se aproxima una adaptación protagonizada por Sydney Sweeney y Amanda Seyfried. Dado lo corto del libro y los sospechosos comentarios de alabanza que atestan las cuentas de Bookstagram, pensé que no sería una mala idea salir de las dudas. De modo que me dispuse a leer la obra de Freida McFadden sin ninguna expectativa, y menos mal que así fue. Quiero comenzar señalando que la sinopsis oficial del libro no es del todo acertada, lo que me pareció algo cínico por parte de las editoriales, aunque no sorprendente a estas alturas.
Nos venden el libro como un “thriller arrasador” que va sobre una curiosa y temeraria joven, cuyos secretos la ponen al mismo nivel de “depredador” que, al parecer, ostentan sus patrones, sobre todo, Nina. Toda la sinopsis grita PELIGRO. Y no digo que la historia no vaya en esa dirección. Pero, definitivamente, la novela que uno lee no es la misma que uno se ve venir al toparse con el “pequeño adelanto” narrado por la misma Millie. Puras insinuaciones que no le hacen justicia a la verdadera historia. Y qué decir de la propia protagonista: una muchacha más bien pusilánime, que, de buenas a primeras, se convierte en una de las Mujeres Asesinas.
Siendo honesta, el bosquejo de la novela no está mal. Millie y Nina son quienes llevan las riendas de la trama, con Andrew en un prudente segundo plano, al menos hasta la mitad. El problema está, una vez más, en la ejecución de la historia. McFadden no es una narradora avezada y eso no se puede ignorar. Lo que debió haber sido una primera parte organizada, atrayente, tensa, seductora, en realidad se vuelve una progresión de sucesos descabellados y previsibles, que únicamente seguimos leyendo por pura curiosidad, o esperanza (si es que el lector se siente lo suficientemente tentado).
Si algo hay que reconocer, es que Millie consigue una reacción en el lector: cae muy mal. No tanto por sus acciones un tanto rastreras, que rivalizan con la crueldad de Nina. Sino por una absoluta falta de personalidad. Y con la historia que carga, ni siquiera consigue dar lástima. Casi hace que nos caiga bien Nina por sus constantes humillaciones. En fin, un personaje que no despierta ningún tipo de simpatía, tan solo cansancio. He de decir que, en la segunda parte, cuando Nina se hace cargo de la narración, hasta se siente como un alivio. Y en realidad, es cuando la novela parece tomar impulso, quizás demasiado.
El giro de tuerca se ve venir, pero eso no es lo malo. La novela toma una nueva dirección aún más siniestra, y del todo prometedora, pero que no llega a buen puerto después de todo. Nina Winchester es el resultado de otros personajes femeninos empoderados que buscan darle sentido a su papel de “mala”, al puro estilo de Amy Elliot en Perdida. Aunque compararla con Amy tal vez sea ir demasiado lejos. Nina se queda corta, habiendo tenido un gran potencial para convertirse en el personaje que salvara la novela. Y eso, por no hablar del caso de Andrew Winchester.
Como decía un comentario en Goodreads, lo único bueno de La asistenta es que se lee en una sentada, así que uno no pierde demasiado su tiempo. Sin embargo, no deja de dar lástima pensar en todos los puntos a su favor que poseía la historia, y que seguro la película se va a encargar de explotar. Porque cuando pensamos en la atosigante fama que se ha granjeado esta novela en las redes sociales, uno aún se queda de piedra al ver el poder del marketing. Mucho ruido y pocas nueces, una vez más.