Filosofía, principio de desideologización en el pueblo nicaragüense
La filosofía hasta el día de hoy, ha permitido esclarecer la relación que guarda el ser humano con los distintos campos del saber social, político, religioso, económico e ideológico. Por esta razón, qué mejor que la madre de todas las ciencias, para develar todo pensamiento que no permita la pluralidad, en una sociedad tan diversa como es la sociedad nicaragüense. Digo esto porque la filosofía nos permite preguntar, analizar, cuestionar y reflexionar, lo que ha sucedido en Nicaragua antes y después del 2018. Al mismo tiempo, preguntarnos primero: ¿qué llevó a la gente a desbordarse en las distintas manifestaciones autoconvocadas?, hasta el punto de dar la vida. Segundo, ¿valió la pena derramar tanta sangre?
Creo que si usamos el método socrático, más de alguno lloraría y a otros se les caería la careta. También podríamos auxiliarnos del Circulo de Viena, para una revisión epistemológica de lo acontecido o hacer una revisión desde el pensamiento de Ignacio Ellacuría, que está más cercano a nuestra realidad y nos podría ayudar a develar y esclarecer el sentido de las distintas preposiciones, que surgieron antes y después de abril del 2018 y desterrar todo aquello que no lleva a la verdad.
Antes de hablar de la filosofía, como principio de desideologización, es importante aclarar ¿qué es la ideología? Para algunos autores, la ideología “es un conjunto de ideas que profesa un autor, una escuela, un grupo o una clase social”, “en beneficio de determinados intereses personales o sociales”, los cuales guardan una relación muy estrecha con la filosofía, cuando esta no es empleada de forma correcta para llegar a su fin último: la verdad. Y por el contrario, es utilizada para manipular la información –como hemos visto los últimos años en el discurso oficial–, lo mismo que enajenar la conciencia de los ciudadanos manipulando las manifestaciones culturales, sociales y académicas de la sociedad, muestra de ello es que no existe autonomía universitaria, como hemos visto que sucede, no sólo con las palabra, sino con las acciones que se han llevado a cabo contra todo aquel que piensa distinto a la ideología imperante.
La ideología es muy sutil, por esa razón, no es nada fácil distinguir su contenido, dentro de un discurso, un lema, una canción, una valla publicitaria o una donación, porque en muchos casos pasa desapercibida o camuflada por un lenguaje embellecido. Ante ello es necesario tener presente que la ideología, “es un conjunto de ideas contenidas o representaciones que se concretan en un discurso político, científico o religioso”, en el caso de Nicaragua una mezcla de las tres, según la conveniencia de quien gobierna.
Otro inconveniente de la ideología “es que deforma la realidad, de un modo claro y certero”, como un tipo de alucinógeno, que no permite ver la realidad desde sus múltiples dimensiones, y, por el contrario, enmascara “la realidad, especialmente la realidad socio-histórica”. En la ideología, podemos notar claramente “tres aspectos muy notorios: la teoría, el inicio social, y su uso o función práctico, justificando una acción determinada”, como la represión que se ha ejercido y se ejerce aún contra el pueblo. Frente a esto, la filosofía, tiene la función como dice Marx de “desengañar al hombre para que piense, para que actúe, y organice su realidad como hombre desenajenado y que ha entrado en la razón”, esto implica desenmascarar, lo que está ante nosotros o lo que se nos dice de manera directa o indirecta.
Por eso, una de las maneras de utilizar la filosofía correctamente, es siendo instrumento de desideologización ante la enajenación social, como la que vemos, en la política, en todos los poderes del Estado; en la economía, por medio de la centralización del capital; y en la religión, por medio de la manipulación de sus distintas manifestaciones. Sin embargo, hay que reconocer también que existe una línea muy delgada, y es que a ratos se le acusa a la filosofía de tener una falsa neutralidad, cuando no es capaz de dudar de la “verdad”, como nos lo enseñó René Descartes.
Por esa razón, la filosofía, como una ciencia que se renueva, ha venido evolucionando para evitar esta acusación, empleando funciones como revisar, estudiar, analizar y criticar, para desenmascarar la verdad última de las cosas y no sólo una parte de la verdad, sino la verdad en su totalidad, dejando a un lado la apariencia, optando por una línea de investigación abierta a la interdisciplinaridad de los distintos campos del saber, desde donde se pueda juzgar lo de fuera, aquello que es observable y racional, rompiendo los paradigmas ya construidos por la sociedad, dentro de la política, la religión y la economía. Permitiendo, cuestionar, debatir y criticar, como elementos purificadores de lo que se considera verdad, y que nos haría bien, como ciudadanos de esta nación, quitarnos la careta por un momento y decirnos la verdad en la cara, porque lo sucedido en Nicaragua, no surgió de la noche a la mañana, ni se hizo por arte de magia, muchas personas de los distinto sectores lo permitieron, porque vieron en la ideología que nos gobierna un buen partido para sacar provecho. Y es aquí donde nuevamente la filosofía entra en acción y nos recuerda que toda ideología tiene una consecuencia y si aún no tenemos claro cuál es, basta escuchar a los hermanos del campo que han sufrido, y siguen sufriendo, las consecuencias de no agachar la cabeza; o conversar con los presos políticos; o visitar el Museo de la Memoria contra la Impunidad, para reflexionar, hasta dónde nos ha llevado la ideología y por eso es necesario romper el paradigma porque si de verdad queremos un cambio, el cambio no se pude hacer a medias tintas.
En conclusión, podemos afirmar que, la ideología es un conjunto de ideas, en beneficio de determinados intereses personales que enmascaran la realidad. La desideologización, desde la filosofía, busca la verdad a través de la interdisciplinaridad, permitiendo revisar, estudiar, analizar y criticar, rompiendo las cadenas de la ignorancia que nos llevó a sumir la ideología como camino de salvación y optar por el camino de la investigación, el estudio, la escucha, la crítica, el análisis, la ética y la moral desde los distintos campos del saber, para llegar a la verdad última, sin ataduras, ni dobles, para terminar con la ideología y dar lugar a la verdad.
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