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El Mejor País

El Mejor País

Escrito por: Linda Moreno

Desde el triunfo del Orteguismo en  el 2006  Nicaragua de forma casi mágica se ha convertido en el país más seguro, en el que la gente goza de mayor felicidad, la educación es de lo mejor y sobre todo el pueblo es el que manda.

La colorida y llamativa publicidad nos vende la idea de la nación de nuestros sueños vuelta realidad. Lo extraño es que al poner el oído en el sentir y vivir del pueblo, lo único que se escucha son gritos de angustia que piden al unísono un cambio.

La democracia se logra cuando el pueblo puede elegir a sus gobernantes en un ambiente de libertad que le permita seleccionar y demandar lo que desea de sus representantes. ¿Será entonces que en Nicaragua  se vive en democracia?

La manipulación

La mejor muestra del estado demócrata en el que vivimos es que todos los programas de “ayuda” impulsados por el gobierno, llegan a la población prácticamente con la bandera del partido gobernante. Los proyectos que el Orteguismo ha ideado están dirigidos a la población más empobrecida logrando causar dependencia y convirtiéndose en elementos aseguradores de voto.

Si  las cosas no estuvieran bien el pueblo se levantaría y lo diría, es la opinión de muchos; pero desde el punto lógico las demandas no se hacen por la necesidad de conservar un empleo o beneficio. Existen personas u organismos que no temen al decir las irregularidades, pero son aquellos que gozan de estabilidad económica y trabajan de forma independiente.

Generalmente en las dictaduras los estudiantes y campesinos son quienes se levantan, pero inteligentemente estos sectores son con los que más ha trabajado Ortega. Hoy Nicaragua parece ser el nido de una nueva dictadura que de forma inteligente y con el arma del populismo crece diariamente.

En año electoral

El 2017 debería ser un año de fiesta cívica pues es la oportunidad de elegir a nuestros representantes por municipio; sin embargo solo se ha respirado un ambiente de aparente indiferencia.

Faltaban pocos meses para ejercer el derecho al voto y  tardíamente se presentaron los candidatos a alcalde, pero al parecer no fueron lo suficientemente convincentes para el pueblo y  resultaron débiles contrincantes  ante el orteguismo.

En muchos de los municipios los alcaldes repitieron periodo, como es el caso de Diriamba y en otro quizás continuo el patrón de cambiar alcaldes sin que haya culminado su tiempo de gubernatura.

La verdadera democracia será posible solo cuando demandemos un verdadero cambio.

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