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Eisenherz

Eisenherz

Por: Rolando Dávila Sánchez

Agradecido con J. B., por la insospechada comparación, también me recuerda a una canción de los 80´s, de la Alemana Michelle, y de una serie animada de los 90´s, El Príncipe Valiente… Y sucede que, aunque hace tiempo lo pensaba y la experiencia a tiempo demuestra, fue esta búsqueda suscitada la que llevó a la mejor definición: Villano Insignia. Ser la personificación del mal sólo porque sí, el ego a toda costa y todo lo que se ocurra, la transmutación perversa de lo considerado en la infancia, esos cuentos de final feliz o película de franquicia, esas azuladas; sueño que da el poder de una pesadilla vívida sin despertar y con la sola pérdida del tiempo que no se tiene. El poder de la mentira, de la pregunta inadecuada o de un mero sofisma.

Gran villano de la etapa adulta, si se da la oportunidad, tal vez no el primero, pero inesperado, pensado más bien cómo el último, sin contienda porque no es esa la presentación. De transformación imperceptible o impercibida, sin tantas etapas, sólo el acomodo a la debilidad, la meta es la misma, aunque sí puede llegar a ser un verdadero monstruo, cuando se piense que no, es la fase más temible. Demonio xenomorfo, habido de conceptos occidentales y orientales, sin más base que la de una revista de moda. La historia es sencilla y convencional sólo que en una forma pequeña y de apariencia inofensiva, pero con fuerza y algún que otro poder.

Placer inesperado, en la muerte por resoluta y en el sufrimiento, si es el ajeno. También hay algo de sadismo por naturaleza si las condiciones son favorables, inclusive, la carencia de piedad. Arrogancia, sarcasmo, ingenio, pueda que sí, incluso aquello que podría imputar, lo padece, poca disciplina y cobardía. Frío ególatra, pero con muestras de respeto a quién es indiferente, cariño circunstancial.

La sorpresa hasta que ocurre, indeseada, uniformidad de reacción, después de todo, hay una sola cosa que no tiene. También temporal, capaz de causar un daño que no se olvida o al menos, que sirve de referencia. Orgullo en la habilidad, por qué no, pero convulso y paranoico la mayoría de veces.

Formal al habla o a la escucha, palabras precisas, aunque se considere una característica, es insensible, por reciprocidad o su falta, el deseo autista o autómata. Resolución de escenarios como si de análisis y puro intelecto se tratase, subestimación y hasta desprecio; narciso petulante esquivo de críticas.

La bajeza por la ambición, aunque no comprobada aún, cada derrota y derrota tras derrota más humillante, menos cordura en acumulación. Fatua presencia cercana, tormento en sueños incluso diurnos, alucinaciones y miedo profundo arraigado. Retroceder sin palabras ante lo obvio, pero la última lucha, la fatal.

Deseo de triunfo final o de venganza, confianza que se ve superada justo por caer en la bajeza, pérdida del sentido del honor. Aliados técnicos mientras dure el jurado fracaso de animosidad permanente. Cínico y malvado, falto de todo entrenamiento y delicadeza para desbordar toda agua. Falsa energía positiva, incluso capaz de repeler la destrucción, pero lejos de reparar, es parasitaria. Tirano que saca provecho de toda apertura y suavidad. Ofrece el servicio de traición por la promesa de salvación. En la incomodidad divina, la oportunidad de manipulación, lucha incompleta para olvidar el rencor y actuar por obediencia.

Finalmente, y por sobrevivencia, traición a la misma raza, engaño con el aliado y el repudio a la nada, el mal recuerdo lleva a la cooperación, devolver el favor, casi que en las mismas condiciones.

Un poco de ejercicio si se facilita. La gentileza de la maldad y del daño. El mando imperativo. Cruenta promesa peor que el infierno. A punto de abandonar el mundo por lapsos. A como dé lugar. Resurrección contra pared. No órdenes. Regalo funesto. Gobernar por el poder. Entretenimiento. Saldar deudas. Doblegar la fuerza en debilidad. Agradecimiento de la ingenuidad nauseabunda. Cumplir promesas. Sin intención de frenarse.

El dorado superior al dios azulado, en obediencia a la destrucción por destrucción, pero también por miedo. La combinación de toda pesadilla por real, por fantástico. Pedazos a polvo vuelto pedazos, regenerado a la primera forma.

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