Edición 29
Todas las personas de todas las edades, culturas, en fin, de todo el mundo, somos idénticas porque tenemos la misma dignidad humana y gozamos de los mismos derechos humanos, y no hay error más garrafal que solo pensar en gays, lesbianas, trans y demás cuando escuchamos que alguien está hablando sobre la diversidad sexual. Creámoslo o no, ello abarca más que eso porque la diversidad sexual somos todos y todas.
Estamos en pleno siglo XXI y aún la religión, la moral y el machismo dominan nuestra mente, no vuelven paradigmáticos, y como consecuencia nos convierte en personas con mentes cerradas, limitándonos a no salir de nuestra “burbuja” para probar lo enriquecedor y constructivo que puede resultar este tema, perfectamente discutible entre amigos, familia, foros, etcétera.
Pero, a decir verdad, nos faltaría mucho tiempo y horas de conversación para darnos cuenta de que la sexualidad de los seres humanos es un mundo en el que estamos inmersos las veinticuatro horas del día, y a pesar de ello la discriminación ocupa un gran espacio, y a ello no le importa que la diversidad y el respeto son valores que en los últimos años han sido reconocidos como resultado de la necesidad de una mejora en la relación que existe entre las personas.
Es por eso que en junio decidimos hablar de la Diversidad Sexual en nuestro país para abrir este debate tan necesario que no siempre podemos discutir en nuestras casas, instituciones educativas, trabajos o con amigos, convencidos del aporte que tiene para construir una sociedad más justa, igualitaria y libre de etiquetas.