Democracia especial.
Por: Rodrigo Peñalba.
El proceso de la democracia en Nicaragua sigue un curso suigeneris. En este país se legisla de hecho y se legaliza a posteriori. Primero se permite a un candidato ser candidato a pesar de estar vetado por la constitución, y luego se le declara “inaplicable” el artículo correspondiente. En este país primero se extiende el periodo de los funcionarios públicos, y luego se legisla para legalizar sus nombramientos y extensiones. Primero aprobamos un canal interoceánico, y luego cambiamos la constitución para adecuarse al acuerdo marco, no al revés.
El 9 de enero del 2010 el presidente Ortega firmo decreto que extendía los períodos en funciones a decenas de funcionarios con cargos vencidos o por vencer en distintos poderes e instituciones del estado. El argumento era que la inacción de la
Asamblea para escoger los reemplazos le obligaba a intervenir, pues parte de sus funciones como presidente es la de mantener funcionando el estado. (Aquí una explicación detallada del razonamiento del FSLN en ese momento)
El 30 de septiembre de ese mismo año, la Corte Suprema de Justicia declara inaplicable un artículo de la misma Constitución para permitir que Ortega fuera inscrito como candidato a las elecciones del 2011. Esta resolución fue firmada por, además de otros funcionarios, por dos magistrados con términos ya vencidos pero que gracias al decreto del 9 de enero seguían en funciones.
En Junio del 2013 se firmó el acuerdo macro del Canal Interoceánico con HKND, otorgándole grandes licencias y permisos. El Estado se comprometió a reformar toda ley, a otorgar todo permiso que fuese necesario para ayudar al éxito y realización del canal. En Octubre del 2010 se presentó la moción de reformas a la constitución de la república, y aprobada en diciembre, se agrega el artículo de que Nicaragua, gracias a su posición geográfica, debería incluir en sus planes de nación la construcción del canal interoceánico. Primero damos la licencia del canal, luego es que lo ponemos en la ley.
Cuando Daniel Ortega llegó al poder, el slogan de turno era Poder Ciudadano. Creó los Consejos de Poder Ciudadano en todo el país como espacios de democracia directa. Uno pensaría que siendo Democracia Directa lo que pretendía o decía Ortega, estos grupos sirvieran de cabildos abiertos, de espacios de debate. La constitución de 1987 por ejemplo, fue presentada y discutida ante 100,000 ciudadanos.
Las reformas del 2013 no tuvieron ese mismo nivel de participación. A pesar de la lista y fila de siglas y acrónimos que la Asamblea Nacional exhibe, nunca hubo debate real, ni participación directa. No se presentaron no leyeron en cabildos abiertos, ni de distribuyeron copias impresas, ni se leyó su contenido en medios de comunicación nacional. Aún los medios que distribuyeron su texto online, la penetración de Internet apenas llegan al 15% de la población, y no podemos asumir que ese 15% tuvo acceso o interés en el cuerpo de las propuestas.
Todavía asumiendo que las organizaciones invitadas a las consultas leyeran y estudiarán todo el documento, cada una de estas solo emitía un comunicado en rueda de prensa de estar a favor o en contra por X motivo, sin profundizar ni dar un argumento global sobre las reformas, y ninguna de estas organizaciones redistribuyó el cuerpo completo de las reformas.
Oponerse a un artículo por lo que el artículo planteaba en sí era visto como una posición no constructiva (declaraciones del diputado Figueroa), pero ese es un planteamiento muy cínico; te “proponen” la reforma, si te opones igual la votan en la asamblea, y si la negocias para componerla validas la existencia de la reforma, y en ese momento uno “gana” mejoras cosméticas a las propuestas, por eso la reelección quedó dentro de la reforma aprobada pero retiraron la figura de la “madre tierra”; retiran de las reformas la obligación de mantener las bases de datos en el país, pero amplían períodos a alcaldes, acaban con el estado laico; logran que el estado proteja inversiones nacionales y extranjeras, y a cambio los empresarios dejan de molestar por la forma en que se negoció el canal interoceánico.
Lo más divertido de este modelo de Democracia Directa del FSLN es que las organizaciones creadas para ejercerla, o sus otros satélites como la Juventud Sandinista o sus sindicatos, toman como propios los éxitos sociales del gobierno, tienen cierto nivel de organización, ejecución y apoyo a los planes de este, pero no deciden sobre ellos. Es como una Democracia Directa en efecto cascada, de arriba hacia abajo. Es Democracia Directa porque se hace lo que directamente dicen desde arriba, sin cuestionar. No cuestionan ninguna de las contradicciones o sin sentidos de esta reforma (como castigar al trásfugismo político que antes usaban a su favor, entre otros ejemplos…).
A pesar de que las mismas reformas amplían las formas reconocidas de Democracia Directa, aquí jamás hemos tenido un referendo ni plebiscito. Creo que este es el mejor momento. Tenemos tantos temas para refrendar: tenemos el canal
Interoceánico, tenemos la reforma del INSS, tenemos las reformas al Código Militar (proteger empresas mixtas en que participa el Estado asignadas a empresas privadas sin licitación previa, ¿A quién protegen realmente entonces? ¿¡Hello!?) y Ley de La Policía. Pero yo escojo las reformas.
Tenemos las reformas constitucionales, que deben ser aprobadas bajo segunda legislatura el próximo año. ¿Por qué no tomamos este tema? discutamos los artículos reformados, y pongamos la Democracia Directa en funcionamiento, de abajo hacia arriba.
Yo quiero que se estudie la reforma y luego se apruebe, no al revés.
Yo quiero referendo sobre la nueva constitución. ¡Que se haga!
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