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Columna Mente en Voz Alta: ¿La migración, la búsqueda de algo mejor?

Columna Mente en Voz Alta: ¿La migración, la búsqueda de algo mejor?

Por: Tania Santamaría 

Cuando hablamos de migración, no solamente podemos hablar del proceso de moverte de un lugar a otro. Se necesita hablar de pérdida, adaptación, resiliencia, redes de apoyo, procesos de cambio y un sin fin de sucesos que van ocurriendo en las personas cuando se mueven del espacio en el que han estado, por la razón que sea.

¿Por qué alguien se va del lugar que le ha visto crecer? Pueden haber infinidad de razones, pero en Latinoamérica, por lo menos, no podemos hablar de migración si no hablamos de violencia y el impacto que ésta tiene en la vida, el desarrollo y la seguridad de quienes habitamos esta parte del mundo.

La migración ha crecido en todas partes. De hecho, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), sacó un estudio gigante respecto al movimiento de las personas alrededor del mundo. En él muestra que la mayoría de los y las latinas que deciden moverse de su país de origen, terminan en Estados Unidos, aproximadamente 10 millones de personas cruzaron a ese país vía México en los últimos años.

¿Qué está pasando en Latinoamérica que las personas buscan irse? ¿Qué impacto tiene en el ser humano desprenderse de sus orígenes para ir a echar raíces a otro sitio? Sin duda no hay respuesta fácil o única, y al mismo tiempo, puede resultar obvio: el instinto de supervivencia es enorme en las personas.

Nuestro cerebro ha evolucionado para que, de manera automática, busquemos las mejores alternativas para sobrevivir y vivir mejor. Vamos a, instintivamente, querer construir espacios seguros y que puedan aportar calma a nuestro cuerpo, pues solo cuando estos dos elementos están presentes, es que podemos desarrollarnos completamente.

En realidad, cuando hay situaciones que desatan inestabilidad, miedo o peligro constante en nuestras vidas, la respuesta biológica de nuestro cuerpo es estar en constante alerta para poder protegerse y ponerse a salvo. A esto le llamamos estrés crónico. Evolutivamente funcionó porque así los seres humanos podían adaptarse y satisfacer sus necesidades, como comida, agua, techo y comunidad. En los tiempos de las cavernas, cuando el ser humano tenía que luchar constantemente por sobrevivir, hacía sentido que estas respuestas existieran.

Hoy hemos evolucionado como sociedad moderna, y tenemos al alcance todas esas cosas por las cuales antes tuvimos que luchar en tiempos antiguos. Hoy, se supone, nuestras necesidades básicas están cubiertas de manera mucho más accesible. Se han logrado edificar grupos, no tenemos que cazar o recolectar nuestra comida, vivimos en vecindarios donde podemos construir comunidad y tenemos espacios donde podemos desarrollarnos

socialmente. Aparentemente, no habría razón para estar en ese estado de alerta del que hablo.

Pero la realidad es otra. La manera en que está construido el mundo hoy, ha fomentado que las personas no podamos vivir y tengamos que seguir sobreviviendo: a la alza de precios en el mercado, a la falta de trabajo, o a las pocas relaciones profundas que se pueden establecer gracias a la manera en que este sistema ha acomodado a las personas. Tenemos, cada vez menos espacios para generar conexiones y traslados más largos que están congestionados de autos. Ni hablar de la inseguridad, la violencia o los impedimentos para salir libremente por la calle a distintas horas del día. Todo esto va dañando nuestra percepción, e inevitablemente, genera un impacto en nuestra mente, en nuestras relaciones.

Los seres humanos estamos en busca de comunidad, conexión, seguridad. Es instinto. La migración, puede ser la búsqueda que millones de personas están emprendiendo para poder edificar nuevas realidades que les permitan vivir con mayor libertad. Al mismo tiempo, el proceso de migrar es uno que supone mucho estrés, empezando por todas las formas posibles de movilizarse para llegar a un nuevo destino, y terminando en la tremenda dificultad de construir raíces en un espacio que de inicio, no es tuyo.

Migrar es perder el mundo que se conocía para irse a conquistar un nuevo espacio. Migrar es tener que adaptarse a las circunstancias y ser flexible ante el cambio. Migrar es sinónimo de esperanza y a la vez, de dolor. Es un proceso constante que no termina cuando se llega al nuevo espacio.

La realidad es que todos y todas, siempre estamos migrando, dentro y fuera de nuestro ser. Es la naturaleza haciendo su propio trabajo, guiándonos siempre hacia mejores circunstancias y buscando cuidar de nosotros mismos.

La migración, como fenómeno sociopolítico, es importantísima de hablar. Es un derecho y debe de ser respetado, salvaguardado y garantizado. ¿La migración de lo propio, lo interno? Esa es otra cosa. Es un proceso que nunca acaba y está

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