Centroamérica, tierra de fuego y sangre
Por: Nicole Alemán
¡Feliz independencia!, gritan
gritan las calles manchadas de sangre
de guerra
de dictadura y tiranos
¡Ya son 202 años!, gritan
gritan los despojados de memoria
los pueblos ignorados y los conocimientos olvidados
¡Ya somos libres!, gritan
gritan los libros manchados de colonialismo
pasados de generación en generación contando una historia
una historia a medias
¡Hoy estamos viviendo la verdadera paz!, gritan
mientras las vidas del pueblo son atravesadas por la violencia, la desigualdad y la injusticia.
Pero, hay otras voces que gritan
poco a poco se hacen más fuertes
gritan, las voces de la resistencia.
A Centroamérica nos une la historia de la lucha contra la opresión y la expropiación nos une el fuego de los ancestros
y la esperanza de recuperar la robado
lo robado por los extraños
aquellos que con armadura blanca se apropiaron de los recursos, de las mujeres y de las tierras.
A Centroamérica nos une la sangre derramada
la defensa del cuerpo-territorio
Y la necesidad de ser escuchados
a Centroamérica nos une la virtud de la supervivencia Nos une la resiliencia
nos unen los cuerpos cansados y las manos obreras Nos unen las heridas,
el trauma de La Conquista.
La construcción de paz es la utopía
el verdadero sueño centro-americano
recuperar la memoria
reparar el tejido
curar las heridas
aceptar el dolor y cambiar
reconstruir las relaciones sociales permeadas de violencia
y sanar
centroamérica necesita sanar
para evitar que la historia se siga repitiendo
para imaginar nuevas formas de hacer
de crear futuros,
nuevas posibilidades,
nuevos caminos
en que “la justicia y la libertad nos lleven hacia” la transformación social.