Avenida Central
Escrito por: Chepito Barricada
Son las cuatro de la tarde,
comenzó mi calvario;
empezando desde la Plaza de la Democracia
cargando un dolor en el alma
que con solo los versos de mis lágrimas
puedo escribir
mientras las espinas del amargo exilio
se insertan en mis pies
que caminan hacia el Gólgota.
el primer latigazo que recibo
es ver al que cantaba en tarimas,
cantar y mendigar ahora
en la plaza de la cultura
y no tener más que darle que una sonrisa
construida con la esperanza
de verle cantar sin mendigar.
Me tropiezo y caigo
cuando miro a una niña
que junto a su madre pide para comer
mientras la consentida del régimen
se pasea con vestidos burgueses
en el caprichoso circo
que los impuestos de la madre de la niña pagan.
Agudiza mi agonía
cuando veo a las tiendas vestidas de adornos navideños
mientras mis hermanxs contemplan
los putrefactos barrotes que el tirano les impuso
para tratar de callar sus voces.
Cada esquina es cada nica
con una cartulina
pidiéndole a la gente tica
que no sean indiferentes
a nuestra triste realidad.
Y cuando tengo sed
ya una vez crucificado
de tantos sueños desbaratados
por la egoísta dictadura
que domina a mi patria,
el destino me da en una esponja el vinagre de la impotencia
que quema mis labios
con el ácido de la desesperación.
Pero resucitaré en medio de tantas llagas
que la lanza de nicaragüenses traicioneros me hizo
al matarme, apresarme y exiliarme.
Resurgiré de las cenizas
cuando Nicaragua vuelva a ser república,
demostrándole a los sátrapas
que no hay cadenas que puedan doblegar
a este pueblo hecho de vigor y de gloria.