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¿Seguridad?

¿Seguridad?

Por: Serch

Nos llamaban el país más seguro de Centroamérica, un porcentaje nutrido de la población confiaba en la Policía Gubernamental. La institución policial se dejaba llevar por los datos que los diferentes distritos enviaban a la jefatura nacional, pero en realidad lo que ocurría es que la población no realizaba las denuncias de asaltos a manos armadas, asaltos con fuerza, acoso y hasta los famosos asaltos express a bordo de motocicletas. Siendo este el punto de partida para auto llamarse un país seguro apegado a unas estadísticas nulas.  Cuando Aminta Granera era la imagen más importe de la Policía, tenia de cierta credibilidad nacional. Pero el panorama era diferente.

Hablando de Managua, siempre ha sido una ciudad con grandes fallos en seguridad desde cuando los grupos delictivos de cada barrio se disputaban los territorios en la década de los 90 hasta mediado de la primera década de los años 2000. Se habla de un pacto entre las autoridades y pandillas a como se les llama popularmente, para que bajara la índice inseguridad en cada distrito.

¿Pero en realidad esta acción funcionó? Para las autoridades sí, pero siempre quedaron las bases de la delincuencia en las ciudades, siendo Managua la guarida de muchos. La disputa de territorios quedó en el pasado; ahora su modalidad era las principales paradas de buses, para asechar a la población y realizar robos. Muchas veces la misma institución policial no levantaba en acta la denuncia quedando en el aire la queja del ciudadano. El sistema siempre falla, pero en Nicaragua falla todo el tiempo. Haciendo un sondeo entre los transeúntes, quienes sienten y viven la seguridad en las calles.

Yara Mendoza de 24 años, cuenta que a las 6 de la tarde ya siente cierto temor de andar sola en la ciudad de Estelí y de sufrir un asalto “Los robos siempre ocurren en el centro de Estelí, pero la gente no habla, se dan cuenta y solo quedan viendo a la víctima y si vamos a la famosa policía te miran raro. A una amiga que sufrió de asalto en el distrito le dijeron que no anduviera tan noche en la calle, no es repuesta de una autoridad”, comentó Yara.

A parte de los asaltos, en las calles se vive el acoso así nos relata Hadasse de 21 años, “Cuando iba a visitar a mis amiges, sentía que me observaban de manera acosadora por el simple hecho de vestir un short, llevar camisola y hasta por el color de mi cabello. Me decían palabras obscenas hacía mis piernas, a veces estas personas me seguían y dejaban de hacerlo cuando me veía obligado a entrar en algún local con más personas”. 

Hadasse nos compartió otra experiencia de acoso, “En la comunidad en la que vivía, un día salí por cacao ya que mi mamá hace refrescos así se gana la vida, pues en ese momento que volvía a casa un muchacho comenzó a silbar y me llamaba, la calle no estaba concurrida. Empecé a tener mucho miedo, aumentaba mi paso para llegar más rápido y el muchacho me siguió hasta mi casa. No pude ver su cara, pero me dio demasiado miedo porque ya otras veces habían intentado secuestrarme.

Actualmente la policía tiene por principales acciones: el asedio y persecución a personas que no siguen el discurso de la dictadura. Dejando atrás su lema HONOR, SEGURIDAD Y SERVICIO. Muchos de los casos los propios agentes policiales que se encuentran en las principales avenidas de Nicaragua cometen acoso, el cual queda en la impunidad. 

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