Soledad
Por: Marcos Ortiz
Las carcajadas epifánicas
en las luces de las esquinas
ahora están muertas.
En las casas,
sus patios llenos de hojas secas
y los gritos maternales,
se escuchan ausentes.
Sin nadie,
permanecen las calles
repletas de añoranzas,
por lo inexorable.