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3 Días de Lucha Cívica.

3 Días de Lucha Cívica.

Escrito por: JVH

Fue el día jueves 19, después del ataque a los chicos de la UCA y UNI.

Ese día salí de trabajar a las 3:00 pm aquel ambiente era tenso, me dirigí a la zona de la UPOLI; realmente estaba con miedo de ir pero dije «Vamos, no ha de estar tan mal», cuando llegué miré a muchos chavalos recogiendo piedras, pidiendo agua porque venían del lado de la Universidad Nacional de Ingeniería, diciendo que se habían venido a pies y que no iban a descansar hasta que se hiciera justicia por los viejitos

  • «Este viejo hpta solo para robar sirve, porque no vende los Chayo Palos o deja de darle camisas a los de la Juventud Sandinista para saldar esa cuenta con el INSS» Eran sus palabras.

Decidí cambiarme y prestarle unos zapatos a mi amiga (ya que uso tacones en el trabajo y no había llegado a mi casa) me fui con ella a ver la protesta pacífica, al inicio fue hermoso ver la valentía de todos los que estábamos ahí sin pensar que a eso de las 5:30 pm llegaría un bus al lado del parque y la iglesia católica que queda por la UPOLI, en ese momento todos iniciaron a correr y gritar, los demás a tirar piedras y morteros.

Dentro de la UPOLI llegaban los heridos, en ese momento no me importó nada más que ayudar con lo que podía, salí corriendo con guantes, alcohol, algodón y mascarillas fue lo único que pude conseguir, yo queriendo entrar, y me preguntaron de todo y miraron lo que traía, me marcaron las manos para saber que no era infiltrada.

Ya dentro del recinto se escuchaban los gritos de dolor «Necesitamos alcohol», «Un doctor aquí», «Necesitamos agua, se están ahogando por las bombas lacrimógenas»  Aún recordarlo es traumante, así pasamos la mayoría de la noche del jueves.

Al amanecer del viernes, cansados y desvelados pero con aquellas ganas de luchar por la libertad del pueblo y darnos cuenta de la muerte del colega que venía de trabajar. Decidimos no movernos (pero mi madre opresora me llamaba mucho y tuve que irme a casa) de ahí me daba cuenta de todo por medio de WhatsApp, donde nos uníamos y decíamos que necesitábamos, ese día no salí más que para mandar ayuda.

El día sábado fue tan tenso amanecer y ver barricadas por doquier. En Villa Miguel Gutiérrez eran los balazos y pedradas. Waspan Sur salió y la gente apoyaba, aquella unión de los barrios que alguna vez habían sido enemigos, fue tan hermoso verlos luchar y ahí se escuchó el ¡Que se rinda tu madre! Mientras la policía disparaba a matar, tiraban morteros expansivos y bombas lacrimógenas, pero la gente no se dejaba, fue algo gracioso cuando parte de los de la Miguel vinieron y salieron del andén del Pío Pío gritando: «Daaaaale sin armas» y tirando sus tiradoras y piedras al suelo, los policías cobardes empezaron a dispararles.

Se fue la luz y aquello daba miedo, daba miedo salir y que te dispararan, daba miedo que te golpearan, que te abusaran. Pero se escuchaba a lo lejos aquel himno que nos representa y era cantado a todo pulmón «Ni se tiñe con sangre de hermanos…”

Sabíamos que esto no paraba aquí más cuando muchos que pudieron ser el futuro de Nicaragua les arrebataron sus sueños de la manera más trágica. Llegó el domingo en la mañana aún sin luz se escuchaba el grito del líder de la Juventud Sandinista de uno de estos sectores del D-VI

  • «Majee están saqueando el Maxi»

La gente de otros lados aparecía corriendo para ir a agarrar lo que se pudiera, pasaban con electrodomésticos, comida, ropa, etc…

Y bueno no hicimos nada va y nos fregaban…

Llegó el discurso de nuestro gran bachiller Daniel Ortega, dijo no a la reforma del INSS, pero esto ya no era por eso, era por la muerte de tantos, por las infraestructuras de las almas mater dañadas, por la libertad de Nicaragua.

El domingo nadie llevó buses, nadie les dio camisetas, nadie amenazó con quitar trabajos. Es bello aún ver cómo la unidad de un país y el repudio a una persona que hizo tanto daño al pueblo. Nicaragua se unió a pedir por la paz, por la muerte de tantos muchachos, porque se vaya ese hijueputa trompudo y la bruja.

Esta lucha sigue, no porque siga la violencia, sino porque hay que llegar a ser libres, lo que querían los ahora difuntos. Hay que luchar por la dignidad de este bello país que tanto le encanta vivir, con su gallo pinto y rondon, con su pinolillo y el wabul, pero sobre todas las cosas con el azul y blanco.

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