Lo más difícil es empezar
Por: Antibiblioteca de Monzerrath
Nos enfrentamos a la peor crisis ambiental de los últimos años y no es nada oculto pues, la vemos, la sentimos y la vivimos, por lo tanto, no podemos esperar a que los gobiernos o las altas clases económicas se encarguen porque individualmente nosotres podemos generar un cambio significativo.
En esta era del internet y la sobre todo de la comunicación, no debería de haber excusas para conocer qué acciones podrían generar impacto en el ambiente. Sin embargo, es opacado, por el consumismo y la constante búsqueda de comodidad del ser humano.
En Nicaragua hay múltiples debilidades en el asunto, ya que como ciudadanes, sea cual sea tu situación económica, poseemos malas costumbres que serán difíciles de erradicar porque ya está innato en nuestra naturaleza y al querer cambiarlo, iría en contra del confort, pero no es imposible.
Solo por mencionar algunas tenemos el tráfico de especies exóticas y la explotación animal, la contaminación de fuentes de agua (e irónicamente el poco acceso a esta), la basura descomunal en causes, calles y predios, la quema forestal, el tráfico de madera etc.
Si o si, en cualquier lugar del país al que vayas, vas a encontrarte con este tipo de situaciones y esto no lo va a cambiar las multas, ni más leyes, ni campañas, lo que de verdad va a resolver es cortar el problema de raíz, y la raíz es educar a las futuras generación y a las actuales a una cosmovisión menos egoísta, menos capitalista y menos valeverguista porque para que las personas puedan hacerlo debe haber un cambio psicológico y cultural. Así van a haber ciudadanos sin importar su puesto, conscientes de sus acciones, disminuyendo su huella ambiental.
Pero no todo es negativo la precariedad en la que vivimos o hemos vivido nos enseñó a cuidar inconscientemente el planeta, como reciclar cartones, sacos, agua, botella etc. Pero no es suficiente, debemos cuestionarnos nuestros hábitos de consumo e interacción con la naturaleza y no es necesario que debamos apoyar marcas que dicen ser “eco-amigables” y no son accesibles para todes. No es necesario tener dinero para hacer un cambio. Pero ¿Por dónde se puede empezar? No hay nada más difícil que empezar así que simplemente pregúntate con ¿Lo necesito? ¿Podría? ¿Por qué?
¿De verdad lo necesito?
¿Podría reutilizar este envase?
¿Por qué estoy quemando basura, tengo otra opción?
¿Podría crear abono con los residuos de frutas y vegetales?
¿Vender garrobos es mi única oportunidad para conseguir dinero?
¿Debería comprar productos locales y llevar mis propias bolsas?
¿Necesito dilatar me una hora bañándome?
¿Qué provecho puedo sacarle a lo que denomino “basura”?
Pregúntate, cuestionate lo que estás haciendo y por qué, cual sería la otra opción. Al hacerlo en nuestra vida diaria se crea un impacto, porque las costumbres son contagiosas, entre más personas creen hábitos ecológicos, serán muchas más las que lo repliquen. Aun cuando sientas que tu aportación sea pequeña, no te rindas porque está en nosotres y solo en nosotres que mantengamos nuestro planeta sano, aprendiendo a cuidarle, amarle y respetarle.