La salud mental tratada en la poética de Gabriel Ajax Almendarez
Por: Fernando J. Treminio
Los jóvenes se enfrentan a una época ambigua, en la que se sabe mucho sobre salud mental, pero se hace poco a favor de la misma. En las publicaciones digitales e impresas, abundan estudios y artículos de profesionales sobre las medidas a tomar para reducir los riesgos de una salud mental mal cuidada. No obstante, muchos jóvenes entre la preadolescencia y la temprana adultez se enfrentan a depresión, ansiedad o, en el peor de los casos, al suicidio. Por tanto, impera la necesidad de ver este asunto desde un enfoque integral que permita la puesta en práctica de la información que existe para el tratamiento eficiente de la salud mental en los jóvenes nicaragüenses.
Con base en la definición dada por la Asociación Americana de Psicología (2024), la salud mental es “un estado de ánimo caracterizado por el bienestar emocional, un buen ajuste conductual, una relativa ausencia de ansiedad y síntomas incapacitantes, y la capacidad de establecer relaciones constructivas y hacer frente a las demandas y tensiones ordinarias de la vida”. ¿Pero qué sucede cuando no hay bienestar emocional o las tensiones de la vida superan nuestras fuerzas? El análisis en los siguientes párrafos responderá esta interrogante.
En el poemario “Marcas en el Calendario” (2021), el poeta y psicólogo Gabriel Ajax Almendarez (Ucrania, 1988), hace justicia a su formación profesional al hablar de temas actuales, en específico de la salud mental, haciendo uso de la poesía intimista. “Marcas en el Calendario” es una compilación de introspecciones, un registro confesional de la dureza de la vida y su tiempo y de cómo estos influyen en su existencia.
Desde su poema de apertura intitulado “En construcción, como la vida misma”, su autor pone de relieve el constante factor por el que la salud mental es poco tratada por quienes lo necesitan. Asevera: “nunca fui feliz/ fingí/ presenté falsas sonrisas ante miradas vacías”. Ocultar el malestar emocional es una de las principales amenazas de la salud mental. Este tipo de compulsiones representan un gran peligro para quien recurre a ellas porque inhabilitan la conexión entre mente y sentimientos, alejando al individuo de su situación real al centrar sus pensamientos y energía en actividades distractoras como el trabajo o los estudios. Apostar por este autoengaño, aunque produce estabilidad temporal, no es la solución definitiva ante los problemas.
Por el contrario, otras personas no guardan su sentir para sí, sino que buscan ayuda en los demás. Pero dichas personas a las que uno se acerca deben contar con las herramientas adecuadas para beneficiar en vez de perjudicar. Así lo expresa Gabriel en una estrofa del poema “Instantes”, en la que dice: “Los otros, observan expectantes/ esperando que el circo improvisado llegue a su fin. / Sonríen, esperando que el animal más débil de todos apague su luz”. No todos están para ayudarnos, de ahí parte la importancia de identificar entornos y personas que nos brinden seguridad y nos permitan aliviar las cargas que soportemos.
Por ejemplo, como profesional de la educación, convivo diariamente con jóvenes de diferentes antecedentes familiares y sociales y mi experiencia como docente me ha permitido identificar rasgos comunes con los que se puede identificar a un estudiante que esté pasando por un momento difícil. Por citar un caso, los chicos que suelen usar suéter todo el tiempo tienden a autoflagelarse, que es una de las principales manifestaciones de depresión o ansiedad. O, en otros casos, jóvenes retraídos, desconcentrados, soñolientos y en constante letargo pueden estar viviendo en atmósferas dañinas donde reciban maltrato o acoso familiar o escolar. Es por eso que tanto padres y madres y docentes deben estar al tanto de los jóvenes que están bajo su cargo y sepan identificar sus señales, para así poder ayudarlos o remitirles a un profesional de la salud mental que les brindará ayuda especializada.
En uno de sus soliloquios, Gabriel interroga: “¿En qué punto de nuestras vidas olvidamos que la única forma de ser felices es a través del amor? Y, ¿en qué momento exacto dejamos de vivir y empezamos a existir?”. Aquí se destacan dos razones más por las que la salud mental se ve tan afectada: una sociedad desamorada y el surgimiento de la cuestionabilidad de la vida. Si la empatía y la compasión formaran parte de la personalidad de todos, el mundo sería completamente diferente. Sin embargo, el egoísmo, la apatía y el desinterés en la ayuda mutua, nos hacen enfrentarnos a una sociedad fría e indiferente, en la que cada quien vela por su propio bienestar aun si eso incluye perjudicar a otros. Además, como el autor indica, ya no vivimos; existimos. ¿Cuál es la diferencia? La vida se basa en el disfrute de las vivencias, en la conciencia plena del presente y del aprendizaje de los errores para no repetirlos en el futuro. En cambio, existir se fundamenta en poner en tela de juicio los elementos estructurales de la vida, como su propósito, su capacidad de disfrute y lo que se realiza durante su tránsito y el desencanto de no obtener respuestas satisfactorias por los sufrimientos experimentados, esto conduce a sobrepensar, que es un término muy común hoy en día y que fortifica el desarrollo de la depresión y ansiedad.
Es decir, se vive al adquirir conciencia de lo que ello implica y se existe cuando se duda de lo que se sabe. Por ende, ¿qué tiene más peso? ¿La razón o el corazón? Eduardo Galeano afirmó que hay que ser seres sentipensantes, en otras palabras, no divorciar la emoción de la razón (filo metrica, 2012). Esto está estrechamente relacionado con la salud mental, porque pensar nos hace conscientes de nuestra realidad y a aceptar que necesitamos ayuda en situaciones en las que nuestro bienestar se vea amenazado por razones emocionales, y sentir nos permite equilibrar las emociones de tal manera que podamos gestionarlas sin que estas nos derriben.
El poema “Renacer desde le fuego” concuerda con la idea anterior, en el que se asegura: “Y con solo minutos/ se comprende/ que con el fuego/ podemos renacer”. Los pesares forman parte de la vida, pero no son su esencia; constituyen fracciones de su trayecto. Es válido sufrir, pero no desmedidamente. Por ejemplo, en situaciones difíciles, llorar es un desahogo. En la sociedad nicaragüense, se inculca que llorar es de débiles, eso forma un mito muy perjudicial, porque incluso el llanto es recomendado para la superación de situaciones traumáticas. A pesar de las situaciones difíciles, hay esperanza. El poema “Marcas en el calendario” finaliza diciendo: “hasta el más fuerte de los hierros se forja con el fuego”. Atravesar situaciones similares a fuego nos hace fuertes solo si lo permitimos y eso se logra con la resolución personal de no dejarnos vencer, con el apoyo de personas cualificadas y asumiendo estrategias eficaces de afrontamiento.
Hacer frente a las amenazas contra la salud mental es de vital importancia. Eso se refleja en el poema “Preguntas para dormir”, donde dice respecto a la muerte: “Sonrío porque el silencio será perpetuo/ venciendo de una vez por todas al bullicio cotidiano”. Es decir, quienes se enfrentan a una situación emocional desafiante recurren al suicidio como última alternativa contra cómo se sienten. Hay que comprender que quienes hacen eso, no es que deseen dejar de vivir, sino quieren dejar de sentir. Por eso es sumamente importante hablar a tiempo. Quien sienta que sus fuerzas se reducen, debe buscar ayuda lo más pronto posible y los demás debemos hacer esfuerzos conjuntos para brindar apoyo. Por ejemplo, las instituciones y profesionales de la salud mental deben llevar registro y dar seguimiento a los casos de pacientes con problemas emocionales; las iglesias deben cumplir con uno de sus fundamentos teológicos principales: “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Marcos 12:31) y las instituciones y profesionales de la educación deben formar parte de la red de apoyo para jóvenes con dificultades emocionales, de esa manera nos encaminaremos a una sociedad más humana y consciente de la importancia de apoyar a sus semejantes.
Si estas medidas son llevadas a cabo, se cumplirá con la parte final del poema “En construcción, como la vida misma”, que reza como sigue: “Sin disfraces ni máscaras/ con la mirada caliente y las manos dudadas/ sin cadenas/ siéntanse, cómodos o incómodos, pero pasen adelante”. He ahí el sentido de la resiliencia y la superación, seguir pese a las adversidades. En este punto, toma sentido la palabra construcción, pues al salir adelante no solo construimos la vida que proyectamos; sino que, al mismo tiempo, deconstruimos, abolimos mitos como que el psicólogo atiende a los locos o que llorar no es de hombres, esos arquetipos malsanos deben dejar de existir para que se proceda a una sociedad que sane heridas en vez de causarlas.
Finalmente, reciba el autor mis felicitaciones por crear una obra que da al blanco en cuanto a salud mental. Realizar un estudio de su libro debe formar parte de los programas educativos, lo mismo que incentivar a los jóvenes a expresarse a través de la escritura a manera de ejercicio terapéutico. Además, a los lectores de este escrito los animo a no quedarse callados. Guardar silencio no es la solución. Elegir o no el bienestar es una decisión personal. Pero todos juntos podemos marcar la diferencia y lograr una mejora. Una sonrisa puede cambiar un día entero. Una palabra de ánimo puede cambiar un estado emocional. Y un abrazo puede salvar una vida. Todo esfuerzo vale la pena.
Bibliografía
Ajax Almendarez, G. (2021). Marcas en el Calendario. Nicaragua: 400 Elefantes.
Asociación Americana de Psicología. (2024). www.apa.org. Obtenido de https://www.apa.org/topics/mental-health
filo metrica. (29 de Abril de 2012). Eduardo Galeano – SENTIPENSANTE =). Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=wUGVz8wATls&t=41s
WatchTower Bible and Tract Society. (2019). Traducción del Nuevo Mundo. Japón.