La primera vez que me robaron en el bus
Por: Alfredo Ramos
Eran las cuatro y diez minutos de la tarde, sentando en el último asiento de la unidad de transporte colectivo 119. Me dirigía a mis clases en la Universidad de Ingeniería. Cargaba únicamente mis deseos de estudiar, una mochila vieja de color negro desteñido, mi billetera con 300 córdobas para la semana.
En el asiento en el que viajaba cabían cinco personas, a mi lado izquierdo iban dos chavalas estudiantes de secundaria con uniforme del famoso instituto técnico Manuel Olivares de Managua, del lado derecho solo iba un señor con cara de obrero de la construcción mirando el paisaje abrumador de la capital.
Cuando el bus se detuvo en la parada antes del supermercado La Colonia en Plaza España, una mujer con cabello recogido guardado bajo una gorra vestía una camisa varonil holgada combinados con un jean azul y zapatos blancos deportivos, era acompañada de un hombre calvo camisa de abotonar a cuadros, también traía un jean azul y unas zapatillas café.
Ambos conversaban sobre un carro en la calle, resaltaban que el vehículo tenía semejanza al de una persona que conocían. El tipo me miraba seguido. Yo desde el momento en que los vi supe que eran delincuentes, todos tenemos ese sentimiento. Sin embargo, no creí que mi apariencia les llamara la atención, pues vestía como cualquier estudiante de universidad pública.
Al pasar por McDonald’s en Plaza España la mujer se sentó a mi derecha en el asiento vacío, y el tipo se colocó en frente mío. Se sacó una pistola de la cintura de bóxer y me la puso de frente. Me ordenó entregarle todo su acompañante. Nadie de al lado vio o ignoro el suceso.
Era la primera vez que me asaltaba (porque después vinieron muchas más) pero sentí que me habían disparado, me bajé en la parada de la UCA, cargando mi cara de pálida como un fantasma con los ojos a punto de llorar y temblando del miedo. Los criminales se habían bajado en la parada anterior.
No quise interponer la denuncia porque no creo en la justicia del país, no existe seguridad para nadie. Esa vez perdí mi dinero, mi celular, mi reloj y documentos personales. Espero que en un futuro los nicas podamos tener un transporte de calidad y seguro.