Ensayo
Por: Jesús Ortiz.
En el mundo poético existen un sinnúmero de genialidades, poemas muy conocidos que lo raro seria no poder recitar un verso de estos. Aunque, también hay otros que pocos han leído, mas no quita su esencia ingeniosa, un amante de la poesía deseara leer toda estrofa existente y dentro de ellas encontrara el amor genuino a unas letras, las admirara leyendo una y otra vez.
En mi situación un escrito que me ha extasiado es “La dicha” creación del genio literato argentino Jorge Luis Borges, las referencias y las distintas maneras en que se pueden entender las palabras de este poema han logrado mi inclinación a él. Hoy quisiera exponer mi visión ante cada verso u oración. A continuación dejare el poema, para luego iniciar.
La Dicha.
El que abraza a una mujer es Adán. La mujer es Eva.
Todo sucede por primera vez.
He visto una cosa blanca en el cielo. Me dicen que es la
Luna, pero que puedo hacer con una palabra y una mitología.
Los arboles me dan un poco de miedo. Son tan hermosos.
Los tranquilos animales se acercan para que yo les diga su nombre.
Los libros de la biblioteca no tienen letras. Cuando los abro surgen.
Al hojear el atlas me proyecto la forma de sumatra.
El que prende un fosforo en el oscuro está inventando el fuego.
En el espejo hay otro que acecha.
El que mira el mar ve Inglaterra.
El que profiere un verso de liliencron ha entrado en batalla.
He soñado a Cartago y las legiones que desolaron Cartago.
He soñado la espada y la balanza.
Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída,
Pero los dos se entregan.
Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear el infierno.
El que desciende a un rio desciende al Ganges.
El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio.
El que juega con un puñal presagia la muerte de cesar.
El que duerme es todos los hombres.
En el desierto vi la joven esfinge, que acababan de labrar.
Nada hay tan antiguo bajo el sol.
Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno.
El que lee mis palabras las está inventando.
Jorge Luis Borges.
He de iniciar con la alusión de una palabra tan usada y poco comprendida, lo que provoca, el llamado amor, Pues el comienzo de este poema me recuerda a él. cuando se abraza al ser amado caemos en cuenta que no existe más que esa mujer o ese hombre, sentimos esa esencia de que somos uno, que es esa costilla que nos falta, que nos completa, que estamos en un edén solos, rodeados de perfección, que sin importar consecuencias morderemos la manzana prohibida, si su boca la ha comido primero.
Y lo que estamos experimentando jamás nos pasó, es la primera vez que vivimos. Volteando al cielo en una noche pulcra vemos la luna, nos dijeron que es un satélite natural, pero, que ha visto o quien la vio, quien descubrió su belleza y quien el amo, tantas referencias y eso no se explicó, ¿Que la vuelve tan sublime para el amor?
Borges cita lo hermoso de un árbol y un temor, pienso que vaticina o imagina un mundo sin su verdor, esa imagen que puede cumplirse a mí también me da terror. Y si un perro se acerca como he de diferenciarlo dentro de los demás, solo un nombre que enaltezca su cualidad, me hará reconocerlo y al escuchar mi voz el me reconocerá. Entrando a una biblioteca un libro cerrado no me hablara, cuando le leo me hace soñar, creo, imagino y surge una historia, y el ingenio de un autor.
Dejando a sus anchas la imaginación, este escritor comprendió, que entre mapas, imágenes y una descripción puede ver sumatra o Jerusalén como lo hago yo. Cita que el que prende un fosforo en la oscuridad inventa el fuego, es una verdad, pues solo a él se le ocurrió, quiso ver, quiso conocer, calentarse y por ello actuó. En el espejo está el ser real, ese que conoce quien soy, al que miran los demás, sin comprender su andar.
Situando la vista en un mar en ese panorama que parece no tener fin, si te concentras puedes ver un lugar, es un gran espacio para que vislumbre Inglaterra o Alejandría. Recitando versos entras al mundo que un poeta creo, dejando historias de guerra o de amor, que podrán ser experimentadas por el corazón de un lector.
En el mundo onírico vive el guerrero o el juez de cada ser, ese mundo que nos salva de una absurda realidad, donde podemos ver lo que se hizo en la antigüedad. Volviendo al tema del amor, ya no hay sueños, ¿quién más bendito el que ama sin cortar las alas? pues si te crees dueño y señor de alguien, le harás perder la libertad que te encanto. Bendita la sensatez que nos advierte que las malas acciones traen repercusiones, que le infierno es acá mismo y que el verdugo seremos nosotros.
¿Qué rio es tan diferente a los demás? Todos tienen un principio y un fin, están llenos de vida, no entro al mismo rio 2 veces, pues fluye sin parar, ¿Por qué si entro al rio coco no puedo imaginar al Nilo? Si su agua es dulce y mi cabeza vuela sin cesar. Cada grano de arena del reloj, ese que cita Borges ver, representa esas horas de angustias cuando un enemigo ataco, que un emperador pudo ver ese mismo reloj, pidiendo que se termine el asecho, recurriendo a su Dios.
El mismo Dios que ve y observa, que puede entender, que si se tiene un arma un asesinato se puede cometer, esas que han sido testigos de conspiraciones como a cesar ocurrió. Mientras el sueño me permite ser cesar o su asesino, quizás esta noche sea un príncipe o un peleador, soñando puedo ser todos, como Borges asevero. Si visito Egipto veré la gloria de la historia, pudiendo visualizar, creando mi versión del suceso que paso, lo que hombre hizo por su vanidad o por amor.
La última parte de este poema pienso que es una alusión, de lo que dijo una vez el sabio salomón, no queda más que darle la razón, esa estrella ha visto guerras, devastación, ha visto genios y uno que otro bribón, ¿Qué puede sorprender a nuestro astro rey si todo lo pensable observo?
Este poeta finaliza con una frase muy real, El que lee mis palabras las está inventando”, claro ejemplo soy, con estos párrafos, pues he expuesto lo que comprendí, lo que me hizo sentir, es muy probable que alguien tenga otra visión, quizás mejor, con más compresión, mas todo esto solo fue mi opinión.
Bendita la imaginación, bendito el creador que nos la otorgo.