El grito del Córdoba nicaragüense.
Escrito por: Alexander Reyes Guevara.
Todo logro inicia con una revolución, solo que algunas cuestan menos vidas que otras. Y ojalá estuviese hablando en modo metafórico. ¿No les pasa que después del 18 de abril si escuchan la palabra “educación” les da ganas de gritar ¡Presente! ¡Presente!? O ¿Qué tal pensar en el 13 de julio y querer elevar tu puño mientras decís #UNANManaguaNoCayó?
Era 15 de julio de 1918, los estudiantes de la Universidad de Córdoba, habían logrado que miembros docentes integraran por primera vez a la asamblea universitaria que designarían al nuevo rector. Tres vueltas de votos después, el grupo de estudiantes que esperaban a fuera de la oficina donde se llama el hecho, irrumpieron en la sala con fuerza, al enterarse que los docentes una vez dentro de la asamblea, habían modificados sus votos por el candidato que representaba toda la imagen conservadora que querían retirar de la universidad; y declararon una huelga general, a la que en poco rato se sumaron más de mil estudiantes en rechazo a las características y valores coloniales, racistas, elitistas, nepotistas y misógina, que habían representado las cabezas de la universidad. 100 años después, en la ciudad de Managua, los estudiantes que se resguardaban en el recinto universitario de la UNAN, fueron atacados durante 12 horas por la Guardia Orteguista, que finalmente cobró la vida de dos.
Han pasado 100 años y el sector estudiantil continúa siendo diezmado por permanecer firmes frente a sus convicciones e ideales. Es efectivamente así, no solo en Nicaragua, a lo largo de nuestro continente, los soles se han movido. El grito de los estudiantes cordobeses continúa vivo en cada uno de nosotros, porque desde hace 100 años, los estados siguen en deuda con los daños profundos que hacen a la educación. El espíritu reposó en los pingüinos de Chile, hondea el pañuelo verde con las hermanas de argentinas, está con las locas de mayo en Costa Rica, sirve de escudo en las calles de Venezuela, da resguardo a la constancia del estudiantado de Honduras, para el sistema universitario junto a los estudiantes colombianos.
100 años después, una llama vuelve a encenderse en el centro del continente americano, se introdujo en los huesos y las carnes de una generación que se creía apática y ensimismada, qué cuando escuchó el llamado no encontró lío de salir a las calles a alzar sus voz; y una vez estando allí, en las calles, caminando por esos territorios que hubieron sido arrebatados se dieron cuenta que el miedo no estaba más, y comenzaron a abrir sus brazos para encadenarse entre sí y movilizarse como un bloque que ahora mismo está haciendo frente a uno de los gobiernos más sanguinarios en la historia moderna del continente, pero además, está dando una lección de patriotismo y civismo que está trascendiendo.
El sistema sociopolítico y económico al que hemos estado sometidos durante más de 20 años, había venido usurpando nuestras garantías básicas y transgrediendo nuestros derechos sistemáticamente hasta que en algún momento nos vimos indefensos. Traficaron con nuestros sueños, nuestras vidas. Autonomía universitaria hoy se traduce en libertad para Nicaragua.
Se despertó una ola que va a gritar “libertad”. Y desde el centro se distribuirá por las venas abiertas de América.