Depresión «covidciana»
Escrito por @humberto.martz (Instagram).
A como refiere el título de este artículo, para nadie es un secreto que la pandemia de este 2020, ha afectado en gran medida a cada persona. Sobre todo, a quienes ya vivían contextos inundados por la adversidad; más específicamente, ha rematado a los nicaragüenses, (que ya vivíamos una crisis).
Nicaragua, es un país, en el que —tras el 2018—, ser joven y soñar con un futuro mejor, casi que se ha convertido en una actividad delictiva. Si ya existían inmensos escollos para la realización profesional, y las naturales aspiraciones socioeconómicas de cualquier muchacho, ahora todo se ha complicado todavía más.
Imaginen el caso, de alguien que estudie Derecho o la noble carrera de medicina, en un país en el que las leyes nada valen o los médicos son despedidos en plena crisis por coronavirus, ya sea por criticar la mala gestión, o cualquier razón absurda (donar mascarillas, poner como causa de defunción la covid – 19, entre otras).
Las palabras sobran, para reconocer que los nicaragüenses, y sobre todo los jóvenes, han perdido sus alas y se encuentran frente a un tenebroso panorama, que desespera, frustra y genera depresión. No obstante, el objetivo de este breve artículo, es el de comprender que todas estas reacciones emocionales son normales. Cualquiera tiene un mal día o vive situaciones hostiles en algún momento que le llevan a un estado emocional de decaimiento; todos estamos destinados a perder a nuestros seres queridos o a luchar contra la soledad. En este contexto lo relevante es que no tiremos la toalla y desfallezcamos en nuestra eterna pugna por alcanzar la felicidad.
Está bien sentirse triste, deprimido… Lo importante es reconocerlo y salir del túnel, pues no podremos estar apagados por siempre. La vida debe continuar, el show debe seguir. La dirección en la que el universo se mueve, solo apunta en un sentido: hacia adelante. Aunque vivamos horas, días, meses y años de desesperación, hay que tener por seguro que algún día todo cambiará, la pregunta no es si lo hará, sino cuándo.
«Luchemos por nuestra felicidad, a despecho de las dictaduras, de las enfermedades, de todo».
Buenísimo el post. Un cordial saludo.