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Segunda entrega del texto ‘‘Masculinidad’’, capítulo ‘‘No soy de Hierro’’

Segunda entrega del texto ‘‘Masculinidad’’, capítulo ‘‘No soy de Hierro’’

Por: Vinicio Matamoros

En el primer apartado se planteó como punto de partida la importancia de la búsqueda de esa nueva masculinidad que beneficia no solo la creación de espacios seguros y respetuosos entre hombres y mujeres, el cual rompe con esos escenarios que promueven la desigualdad y la normalización de la violencia donde la mujer se ve bajo la imposición de un rol inferior ajeno a sus derechos y deseos en la vida.

Sino que también se planteó la afectación directa y severa que el modelo masculino tradicional ejerce sobre los mismos hombres, creando un ambiente hostil entre los colectivos al igual que con uno mismo, por lo que el tema de esta entrega es la importancia del reconocimiento a las emociones que los hombres reprimen, producto de ese modelo hegemónico que deshumaniza el sentido de ser hombre.

Cuestionar ese criterio de un modelo siempre fuerte, que relega y discrimina todas las formas de expresión y de sensibilidad, que termina en la coaptación de la humanización en el hombre para poder reconocer ‘‘que no está bien’’ y solicitar la ayuda necesaria para poder sobrellevar los problemas que le abruman y que muchas veces terminan en el abuso de sustancia, violencia y la muerte.

La Organización Panamericana de la Salud (2020) registro que el 79% de los suicidios de ese año fueron hombres, resaltando al modelo tradicional como un factor de riesgo clave que promociona comportamientos mal adaptados en la expresividad emocional de los hombres, ahora bien, este año la OPS (2025) durante su campaña de prevención contra el suicidio registro que el suicidio afecta de manera desproporcionada a los adultos mayores, siendo el 71% hombres y el 65% mujeres mayores de 50 años, es decir, 14,7 por cada 100.000 habitantes frente a 4 de cada 100.000.

Varios factores subyacentes parecen estar impulsando los incrementos vinculados al consumo del alcohol y drogas, así como el desempleo y el hecho de vivir en zonas con altas tasas de homicidios. ‘‘Esta crisis exige acciones más allá de los sistemas de salud, se requiere la colaboración de toda la sociedad para elaborar e implementar estrategias nacionales de prevención del suicidio que sean eficaces para reducir la mortalidad por esta causa’’ resalto Renato Oliveira, Jefe de Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.

Por ello, el manejo de las emociones y el reconocimiento de estas desde la humanización de un modelo masculino sano, es imprescindible, no solo la acción del reconocimiento en sí sino también contar con esa apertura de buscar apoyo cuando no se está bien, un espacio seguro, una red de apoyo donde pueda darse esa descarga de las presiones internas que muchos callan.

Otro factor que incide indiscutiblemente es la forma en como aprendimos a ser hombres, quienes nos enseñaron a ser hombres y de qué manera, por lo que romper con esos patrones no únicamente compete el trabajo a nivel social y colectivo, sino también desde el seno del hogar.

Ya que, cuando hablamos de masculinidad nos referimos a un conjunto de normas,

comportamientos y roles que la sociedad espera que los hombres adopten, es decir, los mandatos de género. Estos están referidos a la socialización, de los cuales suelen ser negativos porque restringen el desarrollo de la persona correlacionándolo con enfermedades de salud mental, impidiendo la expresión emocional y fomentando comportamientos dañinos.

La crianza juega un papel crucial en esta formación de la identidad masculina y en la salud mental de los hombres, debido a que desde niños se socializa y refuerza el

estereotipo de género junto a las expectativas rígidas de lo que significa ser hombre, lo cual deja una marca profunda desde la niñes a la adultes con un impacto duradero en el bienestar emocional y mental, puesto que tiende a replicarse con otros hombres y las mujeres.

Por ejemplo:

Los hombres de verdad nunca lloran

Si quieres que te respeten, tienes que pegar más fuerte

Ahora eres el padre de familia

Estas frases no solo promueven el reprimir las emociones y sentimientos, también

fomentan la idea que la agresión y la violencia son formas aceptables de resolver

conflictos y ganar respeto, así como el rol asignado de proveedor desde edades tempranas pueden imponer una carga enorme de responsabilidad y presión.

La presión por cumplir estos mandatos puede llevar a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, la represión emocional también puede dificultar la formación de relaciones íntimas y significativas, debido a que muchos hombres pueden sentirse incapaces de expresar verdaderos sentimientos, al mismo tiempo internalizar la creencia que al momento de enfrentarse a diferentes dificultades y manejarlas desde comportamientos destructivos, sobre todo cuando se sienten amenazados o inseguros, son normales.

Esto agudiza la problemática en cómo manejar el estrés, mayoritariamente cuando el rol de proveedor siendo padre de familia recae en esa presión del cumplimiento, lo cual puede generar sentimientos de insuficiencia y fracaso si los hombres no pueden cumplir con ciertas expectativas. Por lo tanto, esto puede conllevar a un desarrollo de estrés crónico puesto que muchos hombres sienten que deben de sacrificar su bienestar personal y emocional para cumplir con dicho rol.

La internalización de estos mandatos y demás presiones sociales, no solo promueven la represión emocional, comportamientos de riesgo, violencia y agresión, sino que incentiva el aislamiento social, debido que al no poder mostrar vulnerabilidad o no sentir un espacio seguro donde poder hacerlo puede direccionarlo hacia el aislamiento de los demás, lo que reduce las oportunidades de apoyo emocional disminuyendo la construcción de relaciones significativas.

Este aislamiento es lo que conduce al aumento de los suicidios como última salida a los problemas internos de los hombres, esta desconexión emocional conduce a la soledad y el sufrimiento interno, sin oportunidad de buscar ayuda o algún apoyo emocional. Por lo que los esfuerzos por cambiar este modelo no recaen únicamente en una responsabilidad social, sino que es una lucha desde el seno del hogar para romper con esos patrones de ser un hombre de hierro.

Romper con esas corazas emocionales que impiden humanizar el ser hombres, es parte de la construcción de una nueva masculinidad, una la cual no solo mejora las relaciones interpersonales, sino que rompe con esas barreras psicológicas que los hombres desarrollan para protegerse de la vulnerabilidad y el dolor emocional.

La masculinidad tradicional nos encierra porque nos dice que existe una única forma de ser hombre, ese modelo inalcanzable siempre fuerte, valiente, seguro, decidido, exitoso, líder, sin mostrar sentimientos, ningún hombre es totalmente así.

Esto recae en la promoción de un modelo único cuando la diversidad masculina es lo que caracteriza a cada persona, porque todos somos diferentes. Por ello, el reconocer ‘‘está bien, no estar bien’’ abre esa puerta a la oportunidad de ser mejores, un hombre imperfecto, un hermano, esposo, hijo, novio u amigo. Una persona, un ser humano, no un hombre de hierro.

Así que te invito a que te pongas como prioridad en reconocer tu humanidad, con virtudes y defectos las cuales no son parte de ese modelo que te obliga a cumplir con estándares que no forman parte de tu visión de cómo ser hombre. Una masculinidad sana, es aquella que te hace más humano, abraza ese proceso de cambio y de reconstrucción masculina para la construcción de una sociedad inclusiva y respetuosa de la diversidad.

Así que recuerda que no eres de hierro y ser parte del cambio comienza desde el interior.

En 2023 la Organización Mundial de la Salud OMS declaró la soledad como una prioridad de salud mental.

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