La pasante
Por: Anónimo
En mi primer año de la carrera, conocí a una muchacha de último año muy amigable e inteligente. Ella casi terminaba la carrera cuando yo apenas estaba entrando, y lo que no sabía es que, en el futuro, ella sería clave para abrirme las puertas al mundo laboral en mi primera experiencia laboral.
Dos años después nos encontramos en una feria de la universidad. Tan rápido como la saludé, me comentó entusiasmada que la empresa en que trabajaba estaba buscando pasantes jóvenes de mi carrera para el departamento de Recursos Humanos. Pensé extrañada que yo no sabía nada de recursos humanos, ya que no tenía que ver mucho con lo que estudiaba, sin embargo, al ser una buena oferta, decidí ir a la entrevista. Ella fue de mucha ayuda para prepararme y eventualmente, conseguí la pasantía. Era mi primera vez en un ambiente laboral y obviamente tenía mucha ansiedad y miedo de no hacer bien mi trabajo. Pero ese sentimiento de duda, pronto se convirtió en una sensación de incomodidad en el ambiente presente en la oficina.
No diré el nombre de la empresa, pero es una compañía muy grande y reconocida en el país. Por esto me sorprendí tanto un día que me encontraba trabajando en la computadora, cuando no pude evitar escuchar una conversación entre dos colaboradoras importantes. Su plática solo la puedo describir como homofóbica, misógina y transfóbica. Si alguien me conoce, sabe que mis principios y mis valores son muy fuertes, por lo que tuve que resistirme demasiado para no decir algo al respecto sobre lo que estaba escuchando. Y esta no fue la única vez que escuché este tipo de comentarios en la oficina.
Es cuando me di cuenta de que cada día de mi vida se había vuelto monótono y aburrido, con cargas de trabajo que no me apasionaban, escuchando a personas ignorantes todo el tiempo. A parte de eso, tenía mis trabajos y asignaciones de la universidad, por lo que estaba al borde del colapso. Mi única amiga era la misma que me había ayudado desde un principio. Ella fue un pilar para mi aprendizaje y crecimiento, por lo que estaré siempre agradecida. En un mar de compañeros de trabajo, ella era una amiga.
La pasantía podía durar hasta seis meses, pero decidí hacer solo tres. Estaba exhausta y malhumorada todo el día, y aunque la ayuda económica era muy útil, no podía seguir así. No niego que aprendí mucho siendo una pasante, especialmente le doy gracias a mi amiga que me dio la oportunidad de tener la experiencia de estar en una empresa como esa. Ningún trabajo es perfecto, sin embargo, hay muchas injusticias laborales porque quedan ocultas por el mismo hecho de la falta de poder. En un mar de silencio, quiero un trabajo donde mi voz sea escuchada. Aunque sea una simple pasante…