Edición #7
Editorial
Yo creo que todos hemos sido corruptos de alguna manera ¿o me equivoco? Corrupción viene del latín “corrumpere” que significa sobornar, falsificar, dañar, echar a perder. Por naturaleza, el ser humano es corrupto, y no es una justificación de los actos que realiza conforme va creciendo (en edad y conocimiento). Probablemente, la misma sociedad nos ha inculcado que “es normal” la existencia de ciertas situaciones en las que se aprueban actos corruptos.
Estamos claros que no hay integridad absoluta, es relativa. Pero, si se puede tratar de no caer en las garras de la corrupción, evitar ser tachados o señalados, por otros que quizás sean peores que nosotros. Los más señalados son los que ocupan grades cargos, los de la administración pública. Pero, no vemos más allá de eso. Sin embargo, la corrupción está presente en acciones mínimas que en los colegios, universidades y en el mismo hogar, son cotidianos. Desde que te copias en un examen sos un corrupto, porque no asumís la responsabilidad de estudiar, y te toca recurrir a otro compañero que “sí estudió”, y aunque lo más seguro es que te enrede más, asumís que sabe y te copias. Este puede ser uno de los actos más corruptos de la vida diaria. Aunque, si te pusieras a pensar en las mordidas que le das a la policía para que no te multe, en la evasión de impuestos, en el robo de energía eléctrica o cable, cuando le pagas a alguien para que haga tu tarea y demás acciones que implica en evadir alguna responsabilidad ¿son o no actos de corrupción?
La injusticia es parte de la corrupción y realmente podría definir con muchas palabras corrupción. Pero, como en todos los editoriales he dicho que los cambios empiezan por nosotros, en nuestro entorno, haciendo las cosas bien y a cómo deben ser, si queremos cambiar un sistema que está plagado de corrupción, debés empezar por no formar parte de él. No hagamos costumbre las malas acciones, ni demos por sentado que siendo corruptos las cosas se van a solucionar.