Féminas del siglo XXI
Por: Tania Brockmann Zamora
Hoy 8 de marzo día internacional de la mujer. Entrar a las redes sociales y ver que hay muchas “cartitas electrónicas” alusivas a esta fecha, amigas que se felicitan entre ellas, hombres que pretenden sacar una sonrisa tal vez de la mujer especial de su vida, otras personas en cambio al saber que día es, no quieren quedarse atrás con las muchas felicitaciones, en fin habrá miles de probabilidades del por qué conmemorar esta fecha.
Pero a decir verdad, me atrevería a asegurar que la mayor parte de personas que se han visto envueltas por este fenómeno del día no conocen la verdadera historia de donde proviene esta conmemoración.
Se dice que esta singular celebración obedece al recuerdo de que en 1911 en Alemania, Suiza, Dinamarca, entre otros países, tuvo lugar la primera convocatoria del Día Internacional de la mujer trabajadora, esto conllevó a que la ONU reconociera la necesidad de crear una entidad a favor de la igualdad de género, de la cual hemos visto avances en los últimos años, ya que la mujer ha cambiado sus roles machistas históricamente marcados hasta verse convertida en un ser independiente de la figura masculina.
Lo anterior lo podemos observar a partir desde que la mujer adquiere la dignidad de ser ciudadana, y de esta manera obtiene el derecho de elegir las autoridades que han de regir su ciudad, región o país; así como estos avances políticos, habrán muchos más a nivel domésticos y laborales.
Sin embargo, a pesar de estos significativos avances, la mujer continúa siendo objeto de grandes desaciertos en correspondencia a su puesto en la sociedad, me refiero a que aunque hayan entidades que resguarden la igualdad de género com las de la ONU, o leyes como la ahora vigente y famosa “779” en nuestro país, no existe de parte de nuestra sociedad la apertura de acatar estas normas, no tan solo como leyes sino como forma de vida y convivencia.
Si bien es cierto, la mujer actual tiene los mismos derechos laborales que los hombres, sin embargo, los puestos de gerencia, personalidades políticas, figuras de alto poder siguen siendo casi en su mayoría personalidades masculinas. La mujer sigue siendo humillada, poco apreciada en sus diferentes roles, ya que muchas veces su trabajo es remunerado más bajo que el de los hombres, no se concibe una mujer capaz de tomar decisiones trascendentales en su vida, tal parece que sigue sin poder luchar por su derecho a elegir, debido a que hemos creído el cuento que somos el sexo débil, que debemos aguantar golpes y humillaciones por el hecho de haber nacido mujeres.
Y es que, la verdad no somos el “sexo débil” somos gente valiente, luchadora, artistas, médicas, administradoras, comunicadoras, ingenieras, arquitectas, etcétera, madres, amigas, novias, esposas, amantes de la vida, colaboradoras de un mundo mejor. En fin, no estoy aquí para exacerbar la guerra entre hombres y mujeres, esa no es la actitud, sino para hacer un llamado a todos esos hombres, verdaderos hombres, a compartir este mundo, a luchar por un mundo donde sabemos que no somos iguales, pero tenemos los mismos deberes y derechos.