Si cuesta tu salud mental, no vale la pena.
Por: Giselle Salomon
¿Por qué no hablamos más de la salud mental, si es algo tan crucial en nuestras vidas? ¿Por qué esperamos hasta que estamos al borde, con pensamientos oscuros, para darnos cuenta de su peso real? Es como si la salud mental solo recibiera la atención que merece cuando las cosas ya están a punto de derrumbarse. Pero la realidad es que, en este mundo caótico, donde las piezas de la vida parecen no encajar nunca del todo, la salud mental es la clave para sobrellevar las dificultades. No se trata solo de «sobrevivir», sino de aprender a lidiar con las situaciones cotidianas y encontrar formas de mantenernos a flote, ya sea a través de actividades que nos ayuden a despejar la mente o de las personas que nos rodean. Nuestras redes de apoyo, como amigos o familiares, juegan un papel fundamental en este proceso.
A veces, pasamos desapercibido el poder que tiene tomarse un cafecito con alguien especial, una cerveza compartida, o esas conversaciones que no solo te hacen reír, sino también te aterrizan y te dan claridad cuando más lo necesitás. Son momentos que nos recargan de energía, aunque a veces no seamos completamente conscientes de ello. Pero no se trata solo de pequeños gestos. Hay muchas otras prácticas, como el ejercicio, la meditación o simplemente encontrar momentos de desconexión, que contribuyen a una buena salud mental. A veces se nos olvida lo crucial que es cultivar estos hábitos.
En lo personal, cuando siento que mi mundo se viene abajo, tiendo a alejarme de todo el mundo. Me tomo mi tiempo para procesar las cosas, como si todo me llegara en códigos que necesito descifrar. No sé si será la mejor estrategia, pero es lo que me funciona. Solo después de eso, puedo expresar cómo me siento y buscar la ayuda necesaria.
Y hablando de ayuda, no podemos olvidar la importancia de acudir a profesionales cuando lo necesitamos. A veces, requerimos de esa visión externa para enfrentar situaciones difíciles y mantener el equilibrio entre el cuerpo y la mente. No, no estás loco si decís que necesitás un psicólogo. Eso ya no debería ser un tabú. Afortunadamente, hoy en día los adultos jóvenes están más abiertos a hablar sobre salud mental y a buscar apoyo sin el miedo a ser etiquetados como «locos», como solía suceder antes. Ver que más personas abiertamente hablan de ir al psicólogo me llena de esperanza, porque cada vez más nos damos cuenta de que no debemos cargar con todo. He tenido varias conversaciones en las que la otra persona me dice: «Hoy no puedo, o a tal hora no puedo, porque tengo cita con mi psicóloga.» Y esto me parece tan valioso, porque es un recordatorio de que no podemos con todo, y no deberíamos sentir la obligación de hacerlo solas sin quebrarnos.
La salud mental se manifiesta de muchas formas. Hace poco, tuve una conversación con una persona especial para mi sobre cómo nuestras emociones pueden reflejarse en el estado de nuestros espacios personales. Un caos mental a menudo se traduce en un desorden en nuestra habitación, en nuestro entorno. Son señales que deberíamos observar, tanto en nosotros mismos como en los demás. En lugar de juzgar o reprochar, extender una mano amiga puede hacer una gran diferencia, porque nunca sabemos qué está pasando en la vida de la otra persona.
Así que no dejemos que las cosas lleguen al límite. Tomemos acciones, hagamos lo que sea necesario para mantener nuestra salud mental en equilibrio. Como siempre digo: «Si algo cuesta tu salud mental, definitivamente no vale la pena.»